A día de hoy, ya me extraña que alguien me pare por la calle para preguntar una dirección, algo que recuerdo como más frecuente hace unos cuantos años y que yo mismo había hecho alguna vez. Hasta que llegaron los smartphones y los sistemas de mapas, primero con Nokia Maps y más adelante con Google Maps, sistema que empleo actualmente.
La necesidad de soluciones de mapas, trazado y seguimiento de rutas, e indicaciones geográficas para varios dispositivos -y no solamente para smartphones-, y el interés de varias empresas de posicionarse estratégicamente en este sector, ha hecho que varias compañías se interesen por disponer de su propia oferta de servicios, pero que la captación y actualización de los datos sea una tarea costosa.
Paralelamente, y como en otras áreas del extenso y diverso mundo de la tecnología, han surgido iniciativas libres en esta área, como Open Street Maps, que se basan en las aportaciones de voluntarios y en el apoyo de empresas.
Precisamente para proporcionar esos datos tan valiosos, y con la calidad requerida, tanto a las empresas como a las iniciativas libres, ha nacido la Fundación Overture Maps, una entidad creada bajo el amparo de la Fundación Linux y cofundada por Amazon, Meta, Microsoft, y TomTom.
Pese a que muchos medios de comunicación han posicionado esta iniciativa como una rival a Google Maps, y el hecho de que la compañía de Mountain View no se cuente entre sus fundadoras y si, en cambio, algunas de sus principales competidoras, Overture Maps no busca crear un nuevo servicio que haga la competencia a Google Maps, o alimentar solamente a la competencia de este, sino ofrecer datos geoespaciales de calidad en abierto para su empleo por parte de todo el mundo.
Para generar estos datos, Overture Maps se nutrirá de sus propios medios y, por lo tanto, de los datos que genere, pero también de otras fuentes abiertas a las que pueda acceder, facilitando que estos datos sean accesibles y, por lo tanto, ahorrando a empresas e iniciativas diversas, la tarea de unificar y trabajar datos dispares procedentes de fuentes distintas.
Para convertirse en miembro de esta organización, las entidades públicas (gubernamentales) y las organizaciones sin ánimo de lucro no deberán pagar nada, mientras que los demás miembros deberán pagar una cantidad de 3.000, 300.000 o tres millones de dólares anuales, según el nivel que deseen tener y los recursos a los que quieran acceder.