En el evento anual para desarrolladores de NVIDIA, la GTC AI Conference (celebrada del pasado 17 al 21 de marzo), el CEO de la compañía, Jensen Huang, ha presentado la nueva GPU Blackwell, que verá la luz comercialmente a lo largo de este mismo año.
Pensada y optimizada explícitamente para trabajos de la IA como la ejecución de modelos de lenguaje grandes (LLM’s, por sus siglas en inglés), la GPU Blackwell es un procesador que multiplica por dos o por cuatro el rendimiento de la anterior generación de GPUs de la misma NVIDIA, la H100, un hito conseguido gracias a romper moldes a nivel de diseño, ya que, según algunos medios, es la primera GPU de la compañía que tendrá un diseño de chiplet.
Este tipo de diseño consiste en construir el chip mediante bloques, con cada uno de estos especializado en una o unas pocas tareas, juntando todos los bloques en un mismo encapsulado.
Esta técnica tiene varias ventajas: es más fácil y económico producir un chip de esta forma que producir un chip de gran tamaño. Además, al especializar cada chiplet en una tarea determinada, se puede optimizar su rendimiento y la eficiencia energética. Finalmente, esta metodología proporciona una gran flexibilidad para personalizar la GPU según las necesidades específicas, combinando distintos chiplets para cumplir con los objetivos de aplicaciones diferentes.
Así, si destinamos la GPU a tareas de IA, el conjunto de chiplets será distinto y más enfocado a tratar con este tipo de tareas, que si la dedicamos a presentación de gráficos, o a programación de tipo generalista.
En la configuración de la Blackwell tenemos dos die (material semiconductor en el que se integran los circuitos electrónicos, como el silicio, y que podemos considerar como una unidad de cómputo) interconectadas directamente mediante una conexión de 10 TB/s. A esto se suman los núcleos Tensor, optimizados para la ejecución de los LLM’s como he comentado antes.
El proceso de fabricación de las nuevas GPUs Blackwell podría ser el de 3 nanómetros de TSMC, una de las principales fundiciones del mundo, y que dotaría a este chip de una gran eficiencia energética, además de también un gran rendimiento.
Con todos estos avances, la familia de GPUs Blackwell parece destinada a ser un ‘pura sangre’ para revolucionar el área de la inteligencia artificial, posicionando a NVIDIA como un jugador importante en el campo de los centros de datos, ya que el crecimiento de estos en los próximos años se situará, sobre todo, para el procesamiento de la IA en la nube.