Aunque parezca difícil de creer para alguien no familiarizado con esta herramienta en concreto, y con las aplicaciones de inteligencia artificial en general, y a pesar de ser una herramienta disponible en línea, ChatGPT nació para el gran público sin acceso a Internet. Es decir: mientras que los usuarios accedían y acceden a este chatbot a través de un navegador web, el mismo chatbot tiene cortado el acceso al resto de Internet, de forma que sus respuestas se refieren única y exclusivamente a la base de conocimiento que tiene y con la que se ha entrenado, y que se remonta a 2021. Desconoce, por lo tanto y de entrada, acontecimientos como la invasión rusa de Ucrania.
Esta limitación suponía un gran handicap para muchos usuarios, de forma que OpenAI introdujo la capacidad de navegación por Internet a través del buscador Bing de Microsoft (a la sazón, inversora en OpenAI y una de las principales valedoras de ChatGPT junto al resto de su trabajo) en fase beta para los usuarios de pago.
Dicha capacidad ha permitido a los usuarios, y a lo largo de unas pocas semanas, realizar consultas que exigían de la búsqueda de información actualizada en Internet y, por lo tanto, han permitido la realización de preguntas al chatbot sobre temas como la antes mencionada invasión de Ucrania entre otros.
Pero ahora, y tal como explican desde OpenAI, la compañía ha decidido cortar el acceso a Internet de ChatGPT, aduciendo a posibles usos con el objetivo de violar derechos de propiedad intelectual.
Concretamente, citan el ejemplo de que el chatbot daba respuesta a prompts (nombre técnico que tienen las instrucciones que se les dan a las inteligencias artificiales generativas) que le indicaban extraer todo el texto de una página web.
Desde OpenAI también indican que están trabajando para poder devolver esta funcionalidad a los suscriptores de pago en el menor tiempo posible, pero cumpliendo con unos estándares que sean respetuosos con los poseedores de contenidos online que estén sujetos a derechos de propiedad intelectual.