“Todos los animales son iguales pero, algunos, más iguales que otros” creo recordar que era una de las frases que Orwell nos regalaba en La revuelta de los animales (Animal Farm) para ejemplificar como una revolución se devora a sí misma al convertirse algunos de sus protagonistas y líderes en una nueva clase dirigente que no se diferencia de aquella a la que han apartado del poder.
Parafraseando al gran Orwell, parece que en Facebook también todos somos iguales... y algunos, también más iguales que otros.
La compañía de Mark Zuckerberg no lo admite públicamente, pero documentos internos a los que ha tenido acceso el Wall Street Journal demuestran que, por lo menos, sí lo sabe y no hace nada por evitarlo.
Dichos documentos, de los que el WSJ no revela la procedencia, pero que sin duda son de una fuente interna de la compañía, también han llegado a la SEC (Securities and Exchange Commission), el organismo federal norteamericano encargado de hacer cumplir la ley luchando contra las manipulaciones del mercado, y al Congreso estadounidense, ante el cual el mismo Zuckerberg ya ha tenido que comparacer para defender su modelo de negocio y las prácticas de su compañía.
Este envío de la documentación a las autoridades federales estadounidenses parece buscar la protección de estas para la persona o personas que los han filtrado, como testigos en un futuro juicio.
Los documentos hablan sobre el programa XCheck (de Cross Check), e incluyen tanto estudios internos, como resúmenes de reuniones de empleados, o memorandos y presentaciones a los altos directivos de la empresa (incluyendo entre estos al mismo Zuckerberg). No son el resultado de algunas reflexiones que hayan hecho trabajadores y que hayan caído en saco roto, si no que revelan que Facebook conocía el problema, se ha interesado en analizarlo, y ha acabado por no hacer nada para resolverlo.
Una élite entre iguales
Lo que ha permitido el programa XCheck es crear una élite privilegiada que se encuentra por encima del resto de los usuarios, y que se pueden saltar las reglas a las que estos últimos están sometidos.
El programa XCheck nació con el noble objetivo de proteger las cuentas y perfiles de personas muy expuestas socialmente, tales como ‘celebrities’, políticos o periodistas, personas que podían recibir insultos o amenazas por parte de otros usuarios. Esta protección debía desarrollarse mediante medidas de control de calidad de los contenidos.
No obstante, y pese a que desde Facebook se insiste que las normas que rigen en la red social, afectan a todos los usuarios, las prácticas llevadas a cabo en el marco del programa XCheck han acabado derivando en la exoneración del cumplimiento de dichas normas a una ‘casta privilegiada’ que, en 2020, era de unos 5,8 millones de usuarios en todo el mundo.
Si parecen muchos, hemos de contar que Facebook reporta unos 2.850 millones de usuarios activos mensualmente, por lo que los ‘privilegiados’ suponen un 0,21% del total.
Inmunidad y controles laxos
Algunos de estos usuarios VIP se encuentran en una ‘lista blanca’ que les permite publicar contenidos sin que estos pasen una revisión por parte de la red social y, por lo tanto, puedan ser eliminados por violar las normas. En otros casos, simplemente pueden colgar material que viola las normas básicas en espera de la revisión manual por parte de un operario de Facebook, una revisión que muchas veces siquiera llega.
Entre el contenido que estos VIPs han podido colgar en Facebook encontramos asedio direccionado o incitación a la violencia, que las normas de Facebook marcan clara y explícitamente como prohibidos y motivo incluso de la suspensión de la cuenta.
Uno de los casos, citado explícitamente por el WSJ, es el del futbolista Neymar Júnior, estrella del Paris Saint Germain, que en 2019 colgó imágenes de una joven semidesnuda que esta le había enviado. El motivo: dicha joven lo había acusado de violación, pero él quería demostrar que la interacción con ella había sido no solamente consentida sino buscada por parte de ella. Este comportamiento está claramente prohibido por las normas de Facebook.
La política norteamericana también sale mal parada en los documentos internos filtrados: si bien desde Facebook se negaron estas prácticas, las cuentas privilegiadas pudieron publicar contenido que incluía afirmaciones sobre la letalidad de las vacunas contra la COVID, afirmaciones que Hillary Clinton escondía la existencia de círculos de pedófilos, o que mientras era presidente, Donald Trump había tildado de ‘animales’ a los demandantes de asilo.
Los mismos documentos admiten que estos perfiles pueden violar impunemente las normas de publicación sin sufrir consecuencias, y que Facebook no cumple en privado lo que afirma en público: la igualdad entre usuarios.
La iniciativa XCheck también está sujeta a un panel de expertos que la controla, pero este ha fallado estrepitosamente, sus miembros no han querido ver la realidad, o han sido desinformados a conciencia para que no la supieran.
Ante la filtración del WSJ, desde Facebook afirman que los documentos reflejan prácticas pasadas que ya se han corregido y que no volverán a darse.
¡No se vayan todavía, que aún hay más!
El artículo del Wall Street Journal promete ser el primero de lo que podría convertirse en una saga del periodismo investigativo norteamericano, ya que hay muchos documentos filtrados, y los que hablan sobre XCheck solamente reflejan una parte de las prácticas impropias llevadas a cabo por Facebook.
Del global de dichos documentos, y según adelantan en el WSJ, se desprende que la praxis del negocio de Facebook provoca daños en las personas de diversas formas, como atacar la salud mental de los más jóvenes (algo que algunos medios ya han adelantado sobre Instagram, plataforma propiedad de Facebook), enrarece el ambiente político, o facilita el tráfico de seres humanos.
También revela que la empresa no ha hecho nada por evitar dichas prácticas, temerosa que ello afectara a su modelo de negocio, basándose en los problemas que le provocaron anteriores cambios.