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Pillada defraudando a la empresa para la que teletrabajaba

Escrito por Guillem Alsina el 31/01/2023 a las 11:12:07
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Que el fruto del teletrabajo debe juzgarse por los resultados de los empleados que lo practican, queda fuera de toda duda y de cualquier lógica de gestión, más allá del ‘presencialismo’ de los modelos de trabajo tradicionales en oficinas físicas.


El modelo de teletrabajo exige, por lo tanto, autodisciplina por parte del empleado y que el empleador le facilite el trabajo por proyectos, de forma que el resultado de cada uno sea mensurable.


Karlee Besse era una de estas teletrabajadoras, una contable canadiense que trabajaba desde su hogar (o un coworking o la cafetería más próxima) para Reach CPA, una empresa de “contables en la nube”, de la cual acabó siendo despedida, tal y como explica la publicación portuguesa Sábado.


Considerando que su despido había sido injusto, Karlee decidió presentar una demanda contra la empresa por 5.000 dólares canadienses (al cambio, unos 3.400 euros), la cual, y para disgusto de la demandante, concluyó con una sentencia que la obliga a reembolsar unos 2.400 dólares canadienses a Reach CPA por el tiempo de trabajo perdido en actividades personales.


¿Cómo se llegó a esta conclusión? Reach CPA había instalado el programa TimeCamp en el ordenador de Besse, aunque el artículo de Sábado no explica si esta máquina fue cedida por la misma empresa, o bien era propiedad de la demandante.


TimeCamp es un software que dispone de la capacidad de realizar un seguimiento del trabajo realizado por un teletrabajador, y que en el caso de Besse, había detectado hasta 50 horas de teórico trabajo que no podían ser justificadas por la empleada como tales.


Además de la información proporcionada por el software, la empresa detectó que Karlee no entregaba los ficheros de resultado a través de la plataforma online corporativa a tiempo, motivo por el cual, de hecho, fue despedida, siendo la prueba de su pérdida de tiempo concluyente.


Al ser acusada de pérdida de tiempo, Besse se defendió siguiendo dos líneas argumentativas: en primer lugar, que utilizaba varios documentos impresos, no habiendo comunicado esto a la empresa porque “sabía que no les gustaría”. El problema es que TimeCamp también registra las impresiones de documentos de trabajo y, en este caso concreto, la empresa pudo demostrar que no se habían pasado a la impresora tantos documentos como la aludida aducía.


La otra línea de defensa consistió en mostrarse preocupada por su privacidad, aludiendo que el programa podría haberla vigilado durante el uso personal de su computadora. Nuevamente, la empresa pudo demostrar como TimeCamp distingue entre ambos usos de forma automática, no registrando la actividad de ocio.


El uso de software de seguimiento de la actividad para teletrabajadores es algo que emplean muchas empresas, y que los gobiernos están regulando para que no sea invasivo para la privacidad.