Durante la presentación se ha mostrado una réplica a escala real del cohete y se han proyectado las imágenes del lanzamiento, desde el momento del despegue y toda la trayectoria del vuelo, proporcionadas por el INTA.
El acto ha contado con la intervención de Daniel Crespo, rector de a UPC; Dani Marco, director general de Innovació i Economia Digital de la Generalitat de Catalunya; Xavier Roca, director de la Escuela Superior de Ingenierías Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa (ESEIAAT) de la UPC, y Alba Badia, estudiante de la ESEIAAT i coordinadora de l’associació Cosmic Research, También han participado los estudiantes de la misma asociación Daniel Cantos y Óscar Ortega.
La misión Bondar es producto del tesón, el talento y la pasión por la tecnología y la aventura espacial de diferentes generaciones de estudiantes que han pasado por la asociación Cosmic Research, de la ESEIAAT de la UPC. Ahora, los 16 estudiantes que actualmente integran esta asociación, en la que hay tres estudiantes de la Universidad del País Vasco, han hecho realidad su sueño de lanzar el cohete supersónico suborbital más potente construido hasta ahora en Cataluña.
Crónica de un hito histórico
Después de años de trabajo, el 30 de noviembre, los 16 estudiantes de Cosmic Research salían de Terrassa, con su furgoneta cargada con el cohete Bondar y la plataforma de lanzamiento, en dirección al Arenosillo, en Huelva, hasta llegar al campo de lanzamiento del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del Ministerio de Defensa, instalaciones del Centro de Experimentación del Arenosillo (CDEA). Los estudiantes de la ESEIAAT disponían, esta semana del 29 de noviembre al 3 de diciembre, de ventanas de lanzamiento autorizadas por el Ministerio de Defensa.
Al llegar al Arenosillo los deberes ya estaban hechos. Solo quedaba ensamblar el cohete, introducir el motor y anclar en el suelo la plataforma de lanzamiento, construida por los propios estudiantes, que pesa 248 kg y cuenta con una torre de 6,2 metros de longitud, capaz de sustentar 50 kg de peso fuerza y de inclinarse a 75, 80, 85 y 90 grados.
El INTA había otorgado a los estudiantes de Cosmic Research uno de los cinco días de esta semana para su lanzamiento. Los estudiantes de la ESEIAAT habían elegido como día del lanzamiento el 30 de noviembre, teniendo en cuenta las condiciones atmosféricas, en una tarde soleada y sin viento. La cuenta atrás empezó a las 13 h. Cinco horas más tarde, el cohete Bondar alcanzó su altitud máxima, a unos 7.800 metros, a una velocidad de 1.900 km/h. Es como si un vehículo completara la distancia entre Terrassa y Sabadell en 30 segundos. Al alcanzar su altura máxima, la ojiva del cohete se separó y cayó al mar, sustentada por un paracaídas. ¡Misión cumplida!
Los 16 estudiantes de Cosmic Research son Daniel Cantos, Marc Martí, Víctor Ubieto, Xavier López, Marc Bermejo, Marc Bono, Javier Hidalgo, Adam El Ghaib, Oscar Ortega, Arnau Pena, Marc Casanovas, Néstor Fuertes y Alba Badia, todos ellos de la ESEIAAT, junto con Ander Hospital, Iñigo Bouzas y Laura Burgos, de la Universidad del País Vasco.
El más potente de Cataluña
Bondar es un cohete de aluminio, con una longitud de 2,61 metros, un diámetro de 131 mm y un peso de 33 kg, que despegó a una velocidad máxima de 1.500 km/h. El cohete es modular y está formado por el módulo motor, el módulo de recuperación y el módulo aviónica. El módulo motor contiene propelente compuesto por perclorato de amonio, aluminio y un aglutinante. Se trata de una fórmula similar a la que utilizaban los cohetes secundarios de la Space Shuttle de la NASA. El motor arde solo durante seis segundos, suficiente para impulsar el cohete hasta 2,4 km de altitud; después sigue ascendiendo por la propia inercia hasta unos 7.800 m. Las cuatro aletas de este módulo son fundamentales para estabilizar la trayectoria de Bondar.
El segundo módulo es el que se ha ubicado en el centro del cohete, llamado de recuperación. Para su caída en el mar, contiene un paracaídas principal, un paracaídas piloto y una luz de avistamiento. El tercer módulo es el más complejo, llamado aviónica, formado por la ojiva y un espacio donde viaja toda la electrónica, como amplificadores de señales, dos antenas, baterías y detonadores de separación. Su función es doble: enviar datos GPS al centro de control y activar los detonadores. La zona de la ojiva se ha dejado libre para instalar en futuros lanzamientos experimentos de pago.
En los últimos cinco años, los estudiantes de Cosmic Research han lanzado 36 cohetes y han colaborado con la Oficina Europea de Recursos para la Educación Espacial en España (ESERO) de la Agencia Espacial Europea en los concursos nacionales y autonómicos de CanSat. A partir de ahora, serán recordados como el equipo universitario que ha construido y lanzado el cohete más potente de Cataluña y el más potente de España construido por estudiantes.
Bondar, una misión con acento femenino
Cosmic Research ha bautizado a todos sus proyectos que han precedido al Bondar con nombres de mujeres astronautas, como el proyecto Mukai, en honor a la astronauta japonesa Chiaki Mukai (Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional), y Resnik, en homenaje a Judith Resnik, la segunda astronauta de la historia en Estados Unidos, que murió en el accidente del transbordador espacial Challenger en 1986.
De hecho, quien coordina y lidera este equipo de estudiantes es una mujer. Se trata de Alba Badia, sabadellense de 20 años, estudiante de cuarto curso del grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales.
Alba Badia ha tomado las riendas del proyecto este curso, tomando el relevo del anterior coordinador, Víctor Ubieto, graduado el pasado curso. Badia explica que llegó a los estudios de ingeniería industrial casi por casualidad: “Me gustaban las matemáticas, la física y la química, pero no fue hasta el bachillerato cuando me decidí por la ingeniería industrial. Los referentes que tenía eran hombres y no pensaba que fuera una profesión para mi, hasta que supe en qué consistía y me di cuenta de que me serviría para formarme en todas las tecnologías de las que disponemos”.
Para Alba Badia, la tecnología “es sinónimo de materializar todo lo que un día parecía inimaginable porque no tiene límites; podemos llegar hasta donde nos propongamos. El reto constante y encontrar la solución más inteligente es lo que más me atrae de la ingeniería. Por eso me gustaría integrarme, en un futuro, en el sector espacial, para ayudar a desarrollar la tecnología que inspire a las próximas generaciones y que permita mejorar la vida de las personas”, asegura Alba.
Su interés por la tecnología aeroespacial la animó a integrarse en la asociación Cosmic Research, que cuenta con el apoyo del programa INSPIRE de la ESEIAAT. “Siempre me ha apasionado la exploración espacial y la tecnología que hay detrás de los cohetes; Cosmic Research me proporcionaba la posibilidad de poner en práctica la teoría que aprendemos en clase y, además, podía transmitir a la sociedad el entusiasmo que me llevó a estudiar ingeniería”, asegura Alba.
Apoyo de instituciones
Para desarrollar esta misión, Cosmic Research ha contado con dos colaboradores principales: por un lado, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que ha hecho de mentor durante todo el proceso y ha cedido las instalaciones de lanzamiento. Por otra parte, tres estudiantes del grupo BiSKY Team, de la Universidad del País Vasco, han ayudado en el desarrollo de la electrónica del cohete.
Además, el proyecto se ha desarrollado con el apoyo de diversas empresas y entidades, que han patrocinado a la asociación: la ESEIAAT, el Ministerio de Defensa, el Departamento de la Vicepresidencia y de Políticas Digitales y Territorio de la Generalitat de Catalunya, HP, Siemens, ASPY, i2cat, Aeroports de Catalunya, el Ayuntamiento de Terrassa, Grupo ays, FabLab Terrassa, EPIDOR, Altair, Nefab, Sinerges item, team gantt, LERMA, el Consejo del Estudiantado de la UPC, el Centro Avanzado de Tecnologías Mecánicas (Cat Mech) de la Universidad y el CIM UPC.