A principios de este pasado año, la aeronave experimental de combate X-62A (un F-16 de Lockheed Martin modificado) fue la primera en ser pilotada por una inteligencia artificial y, ahora, vuelve a acaparar las portadas al haber participado con éxito en el primer dogfight entre dos aviones de combate contra un oponente humano, según informa la DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency, la misma iniciativa estadounidense que puso los cimientos de Internet).
Un dogfight es lo que acostumbramos a ver en las películas de acción y bélicas: dos aviones que tienen contacto visual entre ellos y que se enfrentan generalmente empleando sus cañones aunque, eventualmente, puedan hacerlo también con misiles aire-aire. Es una práctica cada vez más rara, ya que la tendencia es que los aviones de combate se conviertan en meras plataformas de armamento, utilizados especialmente para el lanzamiento de misiles y bombas, pero no del todo descartada.
Que una inteligencia artificial sea capaz de controlar las arriesgadas y muy calculadas maniobras que involucra un dogfight ha llevado todo un proceso consistente en el uso de machine learning y el aprendizaje del sistema de pilotaje autónomo en un simulador, con una última fase de pilotaje en el avión real.
Este sistema que se está probando se denomina ACE, siglas de Air Combat Evolution, y es una de las múltiples iniciativas que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos está desarrollando para definir la fuerza aérea del futuro.
En otros ámbitos, se está trabajando en drones autónomos que acompañarán a los cazas tripulados por humanos, y que actuarán como sus wingman (ayudantes), especializándose también en tareas concretas, como interdicción de otros aviones, ataque al suelo, o reconocimiento y recolección de inteligencia.
Sin lugar a dudas, la experiencia ganada por este experimento, podrá traspasarse a otros aparatos voladores que, eventualmente, podrían sacar partido de ella en un escenario de combate contra otra aeronave en distancias cortas.
El uso masivo de drones en la guerra de Ucrania, tanto por parte tanto del ejército ucraniano como del ruso, está contribuyendo a redibujar el panorama de los futuros enfrentamientos en el aire y el uso de inteligencia artificial.
Por cierto que, desde la DARPA, no se indicó quien ganó el duelo en las alturas, si el piloto humano o la IA. Solamente se dijo que el X-62A llevaba dos pilotos humanos a bordo que tenían la capacidad de desconectar la IA para pasar a pilotar ellos manualmente, algo que no fue necesario en ningún momento.