Si pensamos en nosotros mismos y en las personas conocidas que nos rodean, por regla general su equipamiento electrónico está sujeto a distintas duraciones, siendo estas más extensas en el caso de los ordenadores (tanto portátiles como sobremesas) que en el de los smartphones.
Esto tiene que ver con diversas variables, y una de ellas es la de las actualizaciones, especialmente en materia de seguridad.
Al cabo de entre dos y tres años, nuestros terminales móviles dejan de recibir dichas actualizaciones tan necesarias, habida cuenta de las amenazas a la ciberseguridad que hoy en día nos afectan a todos.
Algunas voces críticas con la industria ya han apuntado a una obsolescencia programada cuidadamente orquestada, que deja a los poseedores de terminales con cierta antigüedad expuestos a sabiendas, para que renueven unos aparatos de los que se están presentando nuevas versiones cada año.
En Alemania, y viendo los riesgos que suponen los terminales no actualizados para todos los integrantes de la comunidad de usuarios, están impulsando una legislación que prevé la obligatoriedad por ley de que todas las marcas ofrezcan actualizaciones de seguridad para sus terminales por un mínimo de siete años a contar a partir de la fecha de lanzamiento al mercado, según informa la programación germana sobre tecnología Heise Online.
Cabe dejar claro que quienes esperen con ello actualizaciones a nuevas versiones del sistema operativo, o que incluyan funcionalidades novedosas, quedarán decepcionados, puesto que la propuesta va a lo más esencial, es decir, solamente las actualizaciones de seguridad.
Además, el gobierno alemán no se queda solamente con la propuesta para aplicarla a aquel país, si no que abre el frente para presentarlo como propuesta a la Unión Europea, por lo que en el futuro podríamos ver una directiva europea en este sentido para ser incluida en las legislaciones nacionales de los estados miembro.
La propuesta de legislación germana no se queda solamente en las actualizaciones del software, sino que también exige la disponibilidad de piezas y componentes de sustitución para poder reparar el dispositivo durante el mismo periodo de siete años y que, además, estas tengan un precio accesible.
A priori, esta medida parecería ir en contra de los intereses de los fabricantes, ya que permitirá alargar la vida útil de los smartphones lanzados al mercado, pero en los últimos años, la tendencia ha sido precisamente la de alargar el período de uso de estos y, por lo tanto, espaciar más la compra de dispositivos. Pese a que las firmas siguen presentando nuevos modelos anualmente, especialmente las que compiten por las primeras posiciones del ranking de ventas, muchas han abrazado abiertamente las ventas de reacondicionados, es decir, modelos utilizados pero que han sido revisados para ofrecer una experiencia de uso idéntica a la de un modelo nuevo.
Samsung, por ejemplo, apuesta incluso por el alquiler de smartphones, lo que puede acabar desembocando en una futura venta como equipo reacondicionado.
