A lo largo de estos últimos años hemos podido leer varias noticias sobre el uso de drones civiles en tareas militares en, por ejemplo, los diversos conflictos bélicos que se dan en oriente medio.
Un artículo publicado en el sitio web Arduino4Projects explica ahora como utilizar un dron civil (concretamente, un DJI Mavic 2) para lanzar un proyectil cinético.
Los proyectiles cinéticos no utilizan explosivos, sino que se valen de la energía cinética (aquella que posee un cuerpo debido a su movimiento relativo) para penetrar en blindajes, por ejemplo. Aunque no son los más habituales, los ejércitos modernos los utilizan para determinadas tareas, ya que los daños colaterales que provocan son mínimos o inexistentes.
Pese a no utilizar explosivos, los proyectiles cinéticos pueden llegar a traspasar blindajes y matar a personas, lanzados usualmente desde el aire para que tomen velocidad al caer, liberando una gran cantidad de energía en el momento del impacto.
En el caso que nos ocupa, el proyectil fue construido por la persona que llevó a cabo el experimento en acero con una baja cantidad de carbono, lo que da como resultado un material fuerte y resistente, que se utiliza también en la construcción.
El sistema de liberación es complicado pero ingenioso, pues consiste en una placa Arduino Uno con un sensor de luz que detecta cuando se encienden las luces que lleva incorporadas el dron de DJI y, en dicho caso, abre el gancho que retiene el proyectil, liberándolo así y haciéndolo caer. Estas luces se pueden encender remotamente desde la aplicación de control de la fabricante china que se instala en el smartphone para hacer volar el dron, con lo que no se necesita una segunda aplicación o dispositivo para ordenar el lanzamiento, bastando simplemente con encender las luces del aparato.
El resultado es estremecedor: un proyectil de 200 gramos lanzado desde una altura de 100 metros sobre un automóvil, consiguió abrirse paso por el techo de este y atravesarlo hasta quedar empotrado en su suelo. Si hubiera caído sobre un pasajero, las heridas hubieran sido de tal consideración que, si no lo hubieran matado, lo hubieran podido dejar muy grave.
Según los cálculos del autor del artículo, un proyectil idéntico lanzado desde una altura de 600 metros alcanza una velocidad terminal de 432 km/h, aunque en las pruebas realizadas, demostró no ser muy preciso.
Lo más preocupante de todo es que toda la parte electrónica de este dispositivo mortal es muy fácil de conseguir y desarrollar: un dron DJI Mavic 2 se puede adquirir por unos 1.000 euros, mientras que la placa Arduino Uno tiene un coste de entre 20 y 40 € según el modelo.
A esto hay que añadirle el coste de un smartphone que no es necesario que sea un tope de gama, con unos 200 € o incluso menos, podemos conseguir un terminal suficientemente decente para ejecutar de manera fluida la app de DJI, y las horas necesarias para llevar a cabo el desarrollo del sistema de liberación y el software.
Nada que un grupo terrorista o un ‘lobo solitario’ radicalizado no pueda hacer.