Ver el futuro ha sido, en algún momento, el sueño de todos y cada uno de nosotros. Porque ¿quién no ha imaginado alguna vez lo que haría con el dinero ganado en la lotería si supiera el número que va a tocar por adelantado? En cuestiones militares, una ventana abierta al futuro es también como disponer de un as en la manga en una partida de alto voltaje.
El ejército estadounidense busca mantener la primacía a nivel mundial y, para ello, ha recurrido a la predicción del futuro, aunque no de la mano de supuestos videntes, si no de la tecnología y, más concretamente, del big data y la inteligencia artificial.
Lo explicaba hace poco Glen D. VanHerck, general de la USAF y comandante del NORTHCOM, el Comando Norte del ejército estadounidense, declaraciones de las cuales se hace eco The Drive.
El nuevo sistema consiste en la suma de una serie de fuentes de información de todo tipo, algunas de ellas públicas, así como datos de sensores, servicios en la nube para recibir y procesar todo el gran volumen de información con el que trabaja, e inteligencia artificial para realizar el análisis y sacar las conclusiones.
Ha sido probado hasta ahora en tres ejercicios bautizados como GIDE (Global Information Dominance Experiments), cuyos resultados han sido muy buenos, y ha permitido entrever en una ventana de días los movimientos del enemigo.
La aplicación de este nuevo sistema puede ser realizada tanto a efectos tácticos (para entendernos, y simplificando, las acciones realizadas durante un combate concreto), como estratégicos (la serie de acciones destinadas a conducir todo un conflicto o, por lo menos, una fase sustancial de este).
Hasta no hace mucho, las tareas de predicción en el ámbito militar se hacían más ‘manualmente’, mediante la recolección de información y su procesamiento por parte de operadores humanos, que debían imaginar lo que estaba sucediendo. Obviamente, ver concentraciones de tropas y pertrechos en un lugar, daba una indicación de que iba a producirse un ataque por aquella zona o sus alrededores.
No obstante, tanto las máquinas como los seres humanos pueden ser engañados y, si no, consulten la Operación Fortitude realizada en 1944 para proteger el asalto aliado a la Europa occidental, y en la que se llegaron a utilizar hinchables con la forma y el color exactos de un tanque para despistar a los analistas y comandantes de las fuerzas del eje.
¿Habría funcionado Fortitude hoy con los sistemas informáticos probados en el GIDE? Todo depende: si otro sistema de inteligencia artificial calcula todo lo que es necesario para que una operación de ‘diversión’ triunfe... es probable.
Este es, de hecho, el futuro de la guerra: inteligencia artificial enfrentada a inteligencia artificial. Esperemos que las máquinas sean capaces de darse cuenta de algo que los seres humanos nunca hemos aprendido (por lo menos no de forma colectiva): una vez hemos empezado a luchar, nadie gana. Se pierde más o menos, pero todos pierden.