Los microprocesadores de propósito general que antes equipaban ordenadores y, después, pasaron a equipar también a smartphones, desde hace un tiempo son omnipresentes en aparatos de todo tipo, que van desde los televisores hasta los coches.
Es por ello que las fabricantes de estas CPUs y SoCs (System-on-Chip) han diversificado también su cartera de clientes, abarcando una tipología de empresas más diversa, gracias a que los dispositivos de tipo ‘inteligente’ se han expandido a más áreas, tanto industriales como de consumo.
Uno de estos casos es Qualcomm que, según informa Reuters, ha anunciado haber llegado a un acuerdo con el grupo germano BMW para que este último utilice sus microchips para los sistemas de información y entretenimiento (infotainment a bordo de los vehículos que fabrica.
No es la única apuesta diferenciada de Qualcomm respecto al sector de la telefonía móvil, en el cual está fuertemente implantada, especialmente en microchips de alto rendimiento para smartphones de gama premium, aunque también cuenta con SoCs para terminales de gamas menos potentes. De hecho, un tercio de las ventas de chips de la multinacional californiana, ya procede de campos distintos al de la telefonía móvil inteligente.
La noticia de Reuters se refiere también a la colaboración entre Qualcomm y Meta (antigua Facebook) en la solución de gafas de realidad virtual y aumentada de próxima generación, que están llamadas a convertirse en una primera puerta de entrada al metaverso.
Y con Microsoft, el artículo explica que Qualcomm está trabajando en ordenadores portátiles que ejecuten Windows sobre la arquitectura ARM, una aventura que ambas compañías ya intentaron en el pasado pero, más bien, con poco éxito, ya que la línea de ordenadores ‘always-on’ basada en micros de Qualcomm ejecutando Windows, no consiguió una masa crítica de usuarios que justificara su continuación y, actualmente, no hay fabricantes que apuesten por dicha dualidad.
No obstante, cabe señalar que el problema aquí no se encontraba en el hardware, y menos todavía en los chips de Qualcomm, ya que a una potencia aceptable para un ordenador ultraportátil, se unía la ventaja que la arquitectura ARM supone para un equipo que debe ofrecer una gran autonomía.
En el caso de los ordenadores ARM+Windows, el problema fue el software, ya que la base de aplicaciones universales de Windows que pudieran correr los diseños basados en chips Qualcomm era muy pequeña, condenando a estos ordenadores a ejecutar un conjunto limitado de tareas que no cubría las necesidades ni de los consumidores finales, ni de los usuarios corporativos.
La aventura de Apple con sus microprocesadores ARM de diseño propio puede haber mostrado el camino a Microsoft para realizar una segunda intentona en este segmento, lo cual interesa obviamente a Qualcomm.