La revolución de la telefonía móvil que Apple iniciara con el iPhone en 2007 ha redundado, entre muchas otras cosas, en la inclusión de un nuevo vocablo en nuestra habla del día a día: el acrónimo app, que pese a no haber sido aceptado -al menos todavía- por la RAE, es de uso muy común y casi diario en casi todas las generaciones y estratos sociales en España.
Hablamos mucho de apps, tanto de algunas concretas (Instagram, Tinder, Twitter,...) como en genérico (apps de banca, tener una app de la empresa,...) pero, en realidad ¿qué conocemos de estas?
La mayoría de nosotros tiene solamente una visión desde el punto de vista del usuario de lo que es una aplicación móvil (aunque también se empieza a denominar ‘apps’ a las aplicaciones para sistemas de escritorio, especialmente las más ligeras), por lo que seríamos incapaces de discernir de qué partes consiste y, menos aún, saber cómo está hecha.
Y, sin embargo, con tanta popularidad y una necesidad creciente por crearlas y adoptarlas, muy poca gente considera formarse como desarrollador de apps, una profesión de futuro que ya tiene un gran presente.
Repasemos en qué consiste una app y qué partes la forman, para ver si algún lector se anima a aprender a construirlas, un reto no tan difícil y al alcance de cualquiera tras la debida formación...
Interfaz de usuario
También conocido como el frontend, en teoría es la parte menos complicada de la app, ya que no depende de posibles algoritmos que compliquen la programación, pero se erige en la parte que, fundamentalmente, más se debe cuidar, y se debe buscar que tenga menos errores, ya que es lo primero que ve el usuario.
Por ello, hay programadores que se especializan en el frontend, puesto que la imagen cuenta mucho, y la funcionalidad es primordial de ahí que la especialización esté a la orden del día.
Un buen programador frontend debe adaptarse a la funcionalidad que debe ofrecer la aplicación en la que trabaja, al público al cual esta va dirigida, y a la vez ser innovador en la forma que ofrece esta interfaz sin dejar de lado una óptima funcionalidad. Un equilibrio complicado pero que se obtiene a base de formación, como la de desarrollador de aplicaciones multiplataforma (que incluye iOS -iPhone, iPad- y Android).
El ‘meollo’: el backend
Si toda app debe cuidar el frontend porque es su tarjeta de presentación, el backend es aquello que no se vé (en inglés: under the hood, expresión que podríamos traducir libremente por “debajo del capó”, en clara referencia al motor de un coche) pero que la dota de funcionalidad.
Importantísimo, pues, ya que sin la funcionalidad que proporciona, realmente ¿para qué queremos una app?
Nuevamente, tenemos perfiles de desarrollador que se especializan en el backend, un apartado que también cubren los estudios de FP desarrollo de aplicaciones multiplataforma.
Datos
El tratamiento de los datos, con decisiones como si los almacenamos en local o bien empleamos un servicio en la nube (cloud), si este es contratado a terceras partes, o bien si empleamos servidores propios y como los disponemos, son importantes, ya que de ello puede depender el futuro crecimiento de la app y su escalabilidad.
Además, hay cuestiones que se deben tener en cuenta como la explotación de dichos datos (con el preceptivo conocimiento y consentimiento del usuario), lo que a la postre podría generar un flujo de ingresos para la compañía productora de la app.
Verificación del usuario
En primer lugar debemos pensar si queremos que un usuario se inscriba en nuestra app para utilizarla (ambos planteamientos presentan ventajas y desventajas) y, si es el caso, si utilizaremos un sistema de registro propio -por ejemplo, basado en la dirección de correo electrónico- o si recurriremos a un servicio externo y a cual.
En este último caso, podemos optar por utilizar APIs de compañías conocidas, como Google o Meta (antigua Facebook).
Y la guinda del pastel: con qué nos ponemos a desarrollar la app
Una vez tenemos al equipo de desarrollo y hemos decidido los pormenores como el tratamiento de los datos y la verificación/inscripción de los usuarios, llega el momento de ponerse manos a la obra, pero... ¿con qué exactamente?
En el mundo de la programación encontramos una gran variedad de lenguajes de programación, entornos de desarrollo y herramientas auxiliarse (como toolkits) que nos permiten crear una app multiplataforma, incluyendo tanto aquellos que son de codificación pura, como los que son mucho más simples y casi al alcance de cualquiera, que apenas necesitan de teclear código fuente.
En cualquier caso, la elección de un profesional bien formado para encargarse del desarrollo de nuestra app, será siempre garantía de calidad y de un trabajo bien realizado en una área que, hoy en día, es fundamental para cualquier empresa.