No todo el mundo lleva en su bolsillo un powerbank para cargar su smartphone en el momento en que lo necesita, o el transformador para utilizar un enchufe. Y no siempre se encuentra un enchufe cuando y donde se necesita.
En dichos casos, alguna vez se acaba conectando el móvil al puerto USB de un ordenador, otra fórmula válida de cargar un dispositivo móvil. Pero, en este caso, tenemos un problema: desde el ordenador se puede acceder al contenido del dispositivo que se está cargando, gracias a la capacidad que presentan los cables USB de transportar tanto datos como alimentación.
Incluso si confiamos en la persona que nos deja cargar nuestro dispositivo a través de su ordenador, este último, a su vez, puede haber sido también vulnerado por algún cibercriminal. Y, en última instancia, si somos el propietario del ordenador ¿qué seguridad tenemos que el smartphone que conectamos no ha sido vulnerado y, por lo tanto, nos intentará instalar malware?
Para prevenir esta posibilidad, han nacido los ‘condones USB’, que no son nada más que pequeños dispositivos que podemos llevar en el bolsillo, y cuya función es cortar el flujo de datos mientras mantienen la alimentación eléctrica, con lo que conseguimos que nuestro terminal solamente sea alimentado, y no se intercambien datos entre este y el ordenador al que está conectado.
Gracias a la estructura de los cables USB, unos pines transportan la electricidad mientras que otros transmiten los datos. Con solamente cortar estos últimos, que es precisamente lo que hace el condón USB, mantenemos la carga sin quedar expuestos a transmisiones de datos no autorizadas.
Estos condones se pueden aplicar a cualquier cable USB, con la ventaja de que si necesitamos el cable para transferir datos, solamente deberemos quitar el condón para que el cable vuelva a recuperar su plena funcionalidad, transferencia de datos incluida además del suministro eléctrico.
Su coste va desde menos de dos euros (portes aparte) hasta unos diez, dependiendo de la marca y calidad de sus materiales de fabricación, y los podemos encontrar habitualmente en una versión en la que la diminuta placa queda a la vista, o bien protegida por un encapsulado.