Algunas de las fabricantes de smartphones más pujantes del momento, buscan diferenciarse tanto de su competencia entre otras marcas también pujantes, y de aquellas marcas que ya son referencia en el mercado de hace tiempo, como Samsung, y lo hacen buscando algún factor concreto. Desde Realme, han optado porque este factor sea la batería.
Y lo han hecho de una forma exagerada, ya que en la presentación de su nuevo buque insignia (el GT3) no se habló de otra cosa, dejando incluso como muy secundaria la cámara de fotos, algo de lo que todos los fabricantes hablan respecto a sus buques insignia.
Pero es que no hay para menos: la carga rápida del GT3, de 240 W, es capaz de ir del 0% al 100% en menos de 10 minutos, todo un hito en el sector, además de conseguir superar la barrera del 20% en poco más de un minuto, suficiente para una carga ultrarrápida allá donde podamos.
Tres chipsets de carga se ocupan de proporcionar una eficiencia del 98,5% durante el proceso, elemento que se conjuga con un cable personalizado de 12 amperios, que proporciona una corriente de carga altísima que es, a la postre, lo que suministra tanta energía en tan poco tiempo al terminal.
La carga rápida es lo que más acostumbra a dañar y desgastar la batería, por lo que, por ello, la firma ha construido una batería más robusta y que aguanta mejor este tipo de cargas; si una batería normal puede llegar a durar 800 ciclos completos de carga antes de perder capacidades, la del Realme GT3 duplica dicha cantidad, llegando a los 1.600 ciclos completos por encima del 80% de sus capacidades.
Este ‘chute’ de carga representa también una gran generación de calor, por lo que el GT3 está equipado con un sistema de refrigeración líquida VC de 6.580 milímetros cuadrados, que cubre el 61,5% de la batería y garantiza una disipación eficaz del calor.
Para garantizar la máxima seguridad en el proceso de carga, el Realme GT3 también incluye un diseño ignífugo PS3, trece sensores de temperatura y sesenta capas de protección de seguridad.
TÜV Rheinland también ha certificado este terminal para un sistema de carga rápida seguro, convirtiéndose en el primer producto con carga rápida de 200W o superior en recibir dicha certificación.
Además de la carga ultra rápida, otro elemento diferenciador del Realme GT3 es la interfaz Pulsar, un elemento lumínico en forma de línea dispuesta en rectángulo al lado de los objetivos de la cámara, que se puede configurar de distinto color según las notificaciones que lleguen al sistema.
Si tenemos el teléfono boca abajo (por ejemplo, cuando estamos charlando con alguien), sabremos si nos entra un mensaje de WhatsApp, un correo electrónico o, incluso, podemos asignar distintos colores según los diversos contactos que tenemos.
Eso sí, encontrar la configuración de dicha interfaz es harina de otro costal, ya que -por lo menos para mi- intuitivamente, esta debería encontrarse en el apartado de notificaciones, donde no estaba (una vez acabada la presentación, nos dejaron ‘jugar’ un momento con este teléfono), teniendo que ir a buscarla al apartado de papel tapiz.
En definitiva, el Realme GT3 es un terminal para impacientes, para personas viajeras que se pasan muchas horas o, incluso días, sobre la marcha, y que tienen poco tiempo para cargar su móvil, debiendo hacerlo muchas veces en espacios públicos, como aeropuertos, estaciones de trenes, o salas de convenciones.
