Sé digital o muereEscrito por Tomas Perales el 08/07/2015 a las 20:35:322213
(Fundador y director general de 3E Equipos Electrónicos) El título de este artículo puede inducir al lector a que se le anuncia una versión actualizada del Western americano en el que la condición de analógico del acusado —y no de forajido, como en el pasado— le lleva a recibir una ración de plomo. Sin embargo se equivocaría: es el encontrado, tras arduo descarte, para etiquetar un trabajo de espeleología que ha durado tres años y que, como tributo a la osadía del explorador, ha desnudado el alma y obligado a lacrimosa confesión pública.
La idea (creo que sería mejor decir necesidad, la que lleva a casi todos los actos) de hojear las páginas escritas por los padres del desarrollo electrónico surgió casualmente con el paso a las clases pasivas, lo que en la calle se conoce como la jubilación. Tras cincuenta años bregando con los componentes electrónicos para ensamblarlos y crear aplicaciones y enseñar en el papel y la pizarra qué se puede hacer con ellos, se imponía pasar revista a un tiempo cuya celeridad había impedido detenerse a meditar. La radio de galena, la de válvulas, la de tran sistores, la televisión, la cámara, el registro en sus mil formas, los ordenadores, las retrasmisiones desde el cielo, el teléfono móvil, el inicio de la digitalización, la compresión de datos como una suerte de alquimia y brujería, las redes, las nubes… Jamás hubo un momento de descanso para quienes necesitábamos comprender el trabajo de otros, trabajos que se encadenaban y aumentaban la presión. El desvelo con tus propias manos del último desarrollo llevaba casi al tiempo a la satisfacción personal y a las lágrimas por el anuncio de otro, cuando no de otros por la suma de conocimientos. Cincuenta años corriendo hasta que paré y me dije que tenía que ajustarle las cuentas a aquellas tropelías que me llevaron a ser sólo un profesional, un ser sin vida personal.
Tres años después surge Sé digital o muere: La huella de la electrónica en la sociedad. Confieso en sus páginas que hoy sólo soy un caduco analógico obligado a pedir ayuda a su hijo para cualquier nimiedad del software pero, por armonía con el nuevo tiempo, lo he editado en digital en Amazon. Allí se encuentra para los que sientan curiosidad por un tiempo que ha generado dos estirpes —los analógicos y los digitales— que se entienden con dificultad. Un profesor universitario de telecomunicaciones, de pelo tan blanco como el mío, definió magistralmente la situación: «El desarrollo que hemos creado nos ha mordido la mano».
Tomás Perales Benito |