Recibir un paquete de Amazon con un vale de descuento dentro sin haberlo solicitado puede parecer, a priori, un fantástico regalo inesperado pero, en realidad, puede suponer el comienzo de una pesadilla. Estos ‘vales’ incluyen un código QR que hay que escanear y que, en realidad, está ideado para colar malware en el smartphone del destinatario.
A esta práctica, que parece reciente, se la ha denominado brushing, un término que con anterioridad ya denominaba otra práctica relacionada con el comercio electrónico y consistente en el envío de paquetes no solicitados con algún producto fútil, pero cuya recepción buscaba una crítica favorable del destinatario a la tienda online o el vendedor y, de esta forma, ganar puntuaciones positivas en sistemas de evaluación. Incluso denomina una práctica de modelado del cabello, que nada tiene que ver con la tecnología o el ecommerce.
El brushing ya es conocido en los Estados Unidos, y aunque no es seguro que haya llegado a nuestros lares, algún vídeo que circula en los medios sociales ha puesto en alerta a algunos ciudadanos, tal y cómo apunta este artículo del servicio de verificación de RTVE (VerificaRTVE), realizado a preguntas de los televidentes vía WhatsApp, y que ha llevado al equipo de la televisión pública a ponerse en contacto con Amazon.
Desde la multinacional han confirmado el tipo de estafa, aunque no parecen haber dado ningún ejemplo de caso sucedido en España, y la Guardia Civil (también consultada por RTVE) ha confirmado no haber recibido ninguna denuncia. Al menos todavía, pero ello no significa que los ciudadanos podamos bajar la guardia.
Según Amazon, la tarjeta con el código QR invita a escanearlo rápidamente para no perder el descuento que lleva aparejado, típica treta de los estafadores: urgir a que la víctima haga una acción sin pensarlo mucho, apelando a la necesidad de la urgencia.
Por lo tanto, la conclusión es simple: nada de escanear códigos QR que provengan de un paquete recibido no solicitado. Es una conclusión que podemos generalizar; hoy en día se encuentran folletos y carteles en nuestras calles que nos invitan a escanear un código QR para llegar a más información. No obstante, desconocemos su procedencia y tampoco sabemos a dónde nos conduce, por lo que podrían haber sido ‘plantados’ ahí por ciberdelincuentes.