Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, dicen. Y la presente historia, aderezada con un toque tecnológico digna de un film de espías, bien podría ser el ejemplo perfecto de este dicho popular.
Un chico le regala a la chica con la que sale una pulsera Fitbit, y se compra otra para él. Emocionados, y enamorados, deciden sincronizarlas, para poder saber el uno del otro. Resulta que esta sincronización permite conocer, entre otros datos, el ritmo cardíaco en tiempo real. Todo muy romántico.
O, por lo menos, el romanticismo duró hasta que un buen día, a las 4 de la madrugada y durante un período de 90 segundos, el ritmo cardíaco del novio llegó a un pico culminante, seguido de un sueño profundo. ¿Hace falta que aclare el porqué de esta actividad física intensa a altas horas de la madrugada?
Moraleja: si vas a engañar a tu pareja con otra persona, antes intenta recordar si llevas puesto un smartwatch o una pulsera de actividad que esté sincronizado con un servicio que ella pueda monitorizar o estar al tanto de tu actividad física.
La misma interesada cuenta su historia en Twitter
¿Qué cómo sé de esta historia? No, yo no era el novio traidor (1: yo soy un soltero empedernido y, por lo tanto, no tengo novia a la que traicionar, y 2: para determinados menesteres me quito incluso el smartwatch), sino que ella misma lo ha explicado por Twitter, que es de dónde he sacado yo la historia.
La afectada, la novia traicionada, fue Jane Slater, una periodista deportiva norteamericana que cubre la actualidad de la liga de futbol profesional de aquel país (football, aquello parecido a nuestro rugby, no el deporte que aquí llamamos fútbol y los norteamericanos conocen como soccer).
Slater lo ha contado en Twitter en respuesta a una de esas cadenas que ahora se ha puesto tan de moda, de explicar alguna cosa por la red social de microblogging, y que el resto de los tuiteros se una respondiendo a los mensajes y explicando sus propias experiencias.
La periodista lo ha hecho con buen sentido del humor, y podríamos llegar a decir que con deportividad respecto a su ex (¿deformación profesional?), del cual ha afirmado que, visto en retrospectiva, fue tal vez su mejor novio.
En cualquier caso, y con las herramientas de localización del smartphone entre otras, decirle a tu pareja que te vas a un retiro espiritual para que te acabe demostrando que ese día a las tantas estabas en plena fiesta en una conocida discoteca, ya no es una buena idea.