En las últimas semanas ha surgido y crecido un movimiento popular, procedente de Cataluña pero que se ha acabado asentando en mayor o menor medida en todos los rincones del estado, y que agrupa fundamentalmente a familias con hijos en edad escolar, ya que piden la prohibición del uso del smartphone por parte de menores de dieciséis años.
No deja de ser curioso, aunque totalmente comprensible, que este movimiento se ha articulado precisamente a través de grupos de Whatsapp y Telegram, para pasar a una campaña activa que propone posponer la adquisición del primer móvil de los hijos hasta los dieciséis años.
Esta iniciativa, que ha captado la atención mediática, también ha conseguido atraer el interés del Departamento de Educación de la Generalitat, ya que fuentes de dicho departamento han indicado que planean elaborar recomendaciones para regular el uso del móvil en las aulas, incluyendo una posible prohibición durante la educación obligatoria.
Actualmente, la consideración de qué hacer con los smartphones de los alumnos queda a criterio de cada instituto, lo cual ha despertado ciertas críticas entre la comunidad educativa.
La cooperativa de telefonía Somos Conexión respalda este movimiento, subrayando los estudios que vinculan el uso del móvil con una disminución del rendimiento escolar y un aumento de problemas como el acoso y la depresión. Sin embargo, Mercè Botella, coordinadora de Somos Conexión, enfatiza la necesidad de un enfoque equilibrado, advirtiendo contra posturas extremas.
A diferencia del tabaco, donde la prohibición es clara y justificada, el uso del móvil, según Botella, es inevitable y esencial en la vida moderna; la cooperativa sugiere que, en lugar de una prohibición total, se adopte una introducción progresiva y consciente de la telefonía móvil.
La misma cooperativa ha trabajado con familias y escuelas durante cuatro años, ofreciendo talleres y recopilando preocupaciones, una actividad que ha culminado con una guía distribuida gratuitamente a principios de 2023, con más de 60.000 ejemplares entregados.
Esta guía, titulada irónicamente "Guía para familias crueles y malvadas", propone una serie de fases para incorporar esta tecnología, y ofrece consejos para una introducción paulatina y supervisada del móvil. La cooperativa aboga por comenzar con un móvil de "la familia", limitando su uso a situaciones necesarias y siempre bajo supervisión.
El enfoque de Somos Conexión no se limita solamente a la regulación en el ámbito familiar y educativo, sino que también aborda el papel de las grandes corporaciones tecnológicas. En este aspecto, la cooperativa critica cómo estas empresas, mediante sus aplicaciones, han convertido el móvil en un instrumento perjudicial, especialmente para los menores.
Cita el reconocimiento de Sean Parker, cofundador de Facebook, sobre cómo la plataforma fue diseñada para explotar vulnerabilidades psicológicas. Mercè Botella sugiere que deberían prohibirse ciertos mecanismos adictivos y perjudiciales utilizados por estas corporaciones, como el scroll infinito, propuesta que está siendo considerada por el Parlamento Europeo.
Además, la cooperativa distingue entre móviles inteligentes y los tradicionales. Los móviles más antiguos, como los Nokia, no presentan los problemas asociados a los smartphones y pueden ser útiles para mantener una comunicación básica con los hijos, especialmente en etapas de mayor independencia. Esta diferenciación ha encontrado eco en los grupos de familias autoorganizadas, que comparten fotografías de estos dispositivos "prehistóricos", considerándolos como una alternativa viable a los smartphones.