TCL sigue evolucionando su tecnología de pantallas amigable a la vista NXTPAPER, que se encuentra a medio camino entre la tinta electrónica (e-ink) y las pantallas convencionales LCD/OLED, sin encajar en ninguna de las dos categorías, ya que facilita la reproducción de contenido dinámico como vídeo, a todo color, y es capaz de reducir la luz azul emitida en un alto porcentaje en comparación con una pantalla convencional.
La versión 3.0 de dicha tecnología es la que ya está equipando a la tablet profesional NXTPAPER 14 Pro, que los asistentes al CES de Las Vegas de este año pudieron admirar, y que los consumidores estadounidenses ya pueden disfrutar.
Para el Mobile World Congress de Barcelona, la firma china presenta la extensión de su línea de productos equipados con la tecnología NXTPAPER, empezando por la NXTPAPER 11, una tablet con un tamaño de pantalla inferior, orientada más al mercado de consumo (aunque ya sabemos que hoy en día, las barreras entre este y el profesional muchas veces se difuminan).
Con una resolución de 2K y un brillo de 500 nits (similar a una pantalla LCD convencional), emite un 61% de luz azul, aunque ofreciendo una viveza de colores que, personalmente (y después de jugar un poco con ella en el showroom que la firma organizó en la ciudad condal), me ha parecido sencillamente impresionante.
Además, una característica de esta tecnología es que no refleja, como podemos ver en la siguiente imagen que conjuga, en primer plano a la izquierda, un smartphone con esta tecnología de pantalla, mientras que a la derecha podemos observar un terminal con una pantalla LCD convencional:
Podemos observar claramente un triángulo balnco en la pantalla LCD, que no es otra cosa que el reflejo de la luz que entraba por una ventana en el momento de capturar la instantánea. Además, ambos terminales reposan sobre otra pantalla, la de la izquierda también NXTPAPER, mientras que la de la derecha es LCD, permitiéndonos ver todavía mejor la diferencia entre ambas.
Tanto el de 14 pulgadas, como este tablet de 11, incorporan modos de lectura en blanco y negro para permitirnos sustituir a un lector de ebooks y, si queremos, podemos cambiar el modo de pantalla a uno ‘normal’.
¿Cómo consigue TCL este efecto? Por lo que he podido saber, la pantalla que utilizan es una IPS que incorpora una tecnología patentada consistente en diez capas (no me han dicho qué características tienen, obviamente) que permiten reducir la luz azul emitida, y a la que dan un acabado mate para que no refleje la luz que llega a su superficie.
Debo decir que el resultado es, simplemente, impresionante, y que mirar a esta pantalla es como mirar una hoja de papel pintada con gran maestría para lograr una viveza total en los colores. Además, y si en una pantalla de tinta electrónica, reproducir un vídeo es una experiencia totalmente frustrante, la fluidez que ofrecen estas pantallas (no olvidemos que, al fin y al cabo, estamos hablando de una IPS), y la vivacidad de colores, hacen de esta una experiencia totalmente satisfactoria y que no cansa tanto la vista.
Hermanada con la tablet NXTPAPER 14 Pro, tenemos la 14 -a secas, aunque su pantalla es de 14,3”-, que integra una pantalla con resolución 2,4K, y la TAB 10 NXTPAPER 5G.
Pero el uso de esta tecnología no acaba en los tablets; igual de impresionante es ver su rendimiento en un smartphone, de los cuales, dos los tenemos en el mercado español: el 40 NXTPAPER y el 40 NXTPAPER 5G, aunque los privilegiados consumidores estadounidenses tienen acceso a un modelo de superiores características que forma parte de la gama 50 NXTPAPER, que en Europa no cataremos.
Si bien TCL pone especial énfasis en su tecnología NXTPAPER y las virtudes que esta ofrece para un consumo de contenidos que no perjudica tanto la vista como las pantallas convencionales, también incluye dispositivos con estas últimas, tanto smartphones como tablets.
Además, y para dotar a los teléfonos más económicos de un plus de rendimiento, la firma china utiliza una tecnología de memoria que consiste en montar en el terminal 4 o 6 GB de RAM, y luego disponer de una parte equivalente de los 128 o 256 GB de almacenamiento, para utilizarlo también como RAM (algo que a los lectores más veteranos les podría sonar parecido a la partición de swap de un sistema UNIX/Linux, o al fichero de intercambio de Windows), de forma que, a la práctica, se duplica la cantidad de memoria para la ejecución de aplicaciones.
¿En qué beneficia esto al usuario? Simple: facilita tener más aplicaciones abiertas e ir cambiando entre ellas sin que se cierren. Además, la diferencia en el rendimiento del teléfono es imperceptible de cara al usuario, y si tenemos un poco de “higiene” al ir cerrando apps que ya no necesitemos, un smartphone de gama simple puede mejorar la experiencia del usuario respecto a uno que no incluya dicha tecnología.
El ecosistema, un punto y aparte
Mención especial a cómo ha conectado TCL su ecosistema de dispositivos, consistente en los smartphones, tablets, y un modelo de laptop, los cuales se integran mediante software, de una forma muy cómoda y visual: mediante una app, podemos conectar dispositivos, facilitando por ejemplo, la gestión del smartphone desde el tablet o el ordenador, o ver una película de la app de Netflix en el móvil, proyectada en el televisor.
Ya sé que cada marca crea su ecosistema integrado (Samsung, Sony, LG,...), pero el de TCL me parece todavía muy desconocido para el público (yo mismo, que me dedico a escribir sobre tecnología, no había tenido ocasión de verlo en acción), y muy interesante para considerar por su sencillez y versatilidad.
Gafas de RA y de pantalla virtual
Que hay vida más allá de las Vision Pro de Apple en el campo de las gafas inteligentes, es algo que huelga decir, pero el planteamiento de TCL me ha parecido harto interesante.
Además de poseer gafas de realidad aumentada con inteligencia artificial (que la compañía muestra como concepto para futuros productos), luce las RayNeo Air 2 que permiten proyectar una pantalla virtual en sus cristales, equivalente a una pantalla de 200 pulgadas.
Lo que más me ha gustado de este modelo es que, mediante un conector USB de tipo C, las podemos conectar a cualquier aparato, sin tener que mediar un software especial, ni siquiera tener que instalar un cliente.
Me hicieron la demostración con mi teléfono personal, un ya vetusto Huawei Mate 20 Pro, el cual, y sin instalarle nada, mostró su pantalla ante mis ojos, proyectada en el cristal de las gafas.
Esta solución es perfecta para, por ejemplo, proyectar una película durante un vuelo, sin tener que forzar la vista viéndola en una tablet u ordenador portátil. Además, nos permiten elegir si el audio lo escuchamos a través de las mismas gafas, o bien a través del dispositivo que reproduce el contenido, o por otra vía.
También las podemos utilizar con un ordenador, independientemente del sistema operativo que este ejecute, tal como con los smartphones.
Y por lo que respecta al tiempo que podemos pasar con ellas puestas (más pensando en nuestra salud ocular que en la batería), el ejecutivo de la marca que me hizo la demostraci?, me explicó que él las utiliza en vuelos transoceánicos, pudiendo ver fácilmente tres episodios seguidos de alguna serie (45 minutos por episodio, entre dos horas y dos horas y media si generalizamos) antes de quitárselas porque ya tiene suficiente.
A nivel de ergonomía, y una vez probadas, mi experiencia es que no son pesadas, y son lo suficientemente cómodas. También cabe decir que sólo las tuve puestas unos segundos...
