La conocida fabricante sueca de camiones Scania publicaba hace algunas semanas en sus redes sociales, un vídeo que nos permite hacernos una idea del potencial de los enjambres de drones: en él se vé como uno de estos enjambres, trabajando colaborativamente, es capaz de levantar un tráiler para llevarlo a otro sitio (por ejemplo, un taller).
Obviamente, el vídeo es una suerte de prueba de concepto, una idea de lo que se podría llegar a hacer con la tecnología de aquí a unos años, pues ahora mismo la cantidad de energía necesaria para poder levantar un tráiler, seguramente haría que las baterías de los drones se agotaran tras unos metros recorridos.
No obstante, los enjambres de drones equipados con inteligencia artificial para maniobrar de forma automática y desatendida sin perder la formación, son vistos ahora mismo con un futuro brillante gracias a sus grandes posibilidades.
Entre estas, caben por ejemplo los usos en aplicaciones agropecuarias y agriculturales, controlando rebaños, y realizando labores de mantenimiento en los campos cultivados.
También en el ámbito militar
El futuro de los enjambres de drones se dibuja, sobre todo, en los ámbitos de defensa y militar, e incluso podríamos haber tenido ya un ejemplo de su uso en el ataque perpetrado a la refinería saudita de Abqaiq, y de cuya autoría se ha acusado tanto a la facción hutí de Yemen, como directamente a las fuerzas armadas iraníes. En este caso, todo parece indicar a un grupo de drones heterogéneos (de distintos modelos e incluso características), pero se desconoce con seguridad si se coordinaron entre ellos o no.
Entre las funciones que pueden desempeñar están las de confundir a los sistemas de vigilancia enemigos saturando sus sensores y emitiendo señales de distorsión para crear un agujero en la red de vigilancia.
Las labores de vigilancia también pueden ser adecuadas para este tipo de tecnología, pensando además en que aparte de cubrir una vasta área dispersando varios drones (que incluso podrían salir desde un avión en vuelo), también pueden concentrarse para repasar, con mayor atención, una área más pequeña en la que se haya detectado algo.
Sin dejar de lado, obviamente, el ataque, con enjambres que podrían estar constituidos de verdaderas bombas volantes inteligentes capaces de ubicar el objetivo y atacarlo en oleadas para asegurar su destrucción. Cada dron podría comprobar los daños provocados por sus predecesores y, en caso de ‘considerar’ que el objetivo ha sido destruido, lanzarse contra un objetivo secundario o buscar de forma autónoma otros posibles objetivos.
La inteligencia artificial, clave
Para que estas visiones sean posibles, un elemento clave es la inteligencia artificial. Un enjambre de drones no puede volar controlado por personas, porque el tiempo de reacción necesario para maniobras rápidas en conjunto no puede ser abarcado por los seres humanos.
En vez de eso, los drones deben comunicarse entre ellos y tomar las decisiones en conjunto, con una dinámica similar a la de las bandadas de estorninos, que se mueven al unísono. Pero, a diferencia de los estorninos, que parecen maniobrar sin una finalidad determinada, los enjambres de drones si tienen una, y es a este objetivo al cual deben dirigirse. Sea constructivo... o destructivo.
