Un NFT (Non-Fungible Token) consiste, explicado en un lenguaje llano, en un certificado de autenticidad y posesión de un bien digital. Por ejemplo, un meme, una animación GIF, o cualquier otra imagen, código fuente o lo que sea, expresable como un código digital en un ordenador.
Los NFT se guardan en cadenas de bloques (tecnología Blockchain), pero no dejan de ser datos digitales que, como tales, pueden ser copiados de forma idéntica; si copiar un cuadro o una joia siempre acabará siendo un trabajo artístico que dejará un original y una serie de copias más o menos fidedignas, una cadena de datos digitales (al fin y al cabo, ceros y unos) dejará una seria de copias exactamente idénticas.
Con esto en mente, hay quienes critican a los NFT como una burbuja especulativa que acabará pinchando, comparándola con la ‘tulipomanía’ de 1634 a 1637, dejando arruinados a muchos de quienes hayan invertido en estos bienes digitales, mientras que otros señalan que los NFT han llegado para quedarse, como las criptomonedas, y que marcan la futura forma de poseer legítimamente obras de arte digitales, diferenciando el original de las posteriores copias.
Como con tantos otros contenidos digitales, los NFT ya sufren la piratería, y esta tiene un nuevo centro de atención en The NFT Bay, un sitio web que permite la descarga mediante protocolo BitTorrent de los NFT que se guardan en las cadenas de bloques Ethereum y Solana.
Este sitio ha sido construido por Geoffrey Huntley, un desarrollador que trabaja desde su furgoneta camper mientras viaja por toda Australia, tal y como explica en su blog personal.
Para su mantenimiento, The NFT Bay acepta donaciones en forma de criptomonedas, tales como Bitcoin, Dogecoin, o Ethereum.
En total, The NFT Bay podría enlazar a más de 17 Terabytes de NFT en el momento de escribir estas líneas, que van desde imágenes estáticas hasta animaciones tipo GIF, pasando eventualmente por cualquier formato que sea registrable como NFT y descargable desde Internet.