En este presente nuestro que quiebra por todas las costuras ya no es una imagen nada rara ver como Bruselas da la espalda a España.
Cuando el país occidental del occidente europeo obtuvo la presidencia rotatoria del viejo continente, uno de los planes estrella fue extender una velocidad mínima de internet en todos los estados miembros. Esa velocidad era la de 1 Mbps.
Después de esa infructifera presidencia para los intereses españoles, tan sólo dos países junto con España han adoptada la medida propuesta por el gobierno socialista. Malta y Finlandia son esos países.
Bruselas ha considerado que sería demasiado costoso para la industria extender una red de mínimos en toda Europa y para todos los ciudadanos de los estados miembros.
No es que la propuesta española no fuera buena ni deseable. Se trata de no cambiar demasiado las cosas. Seguramente si esa propuesta hubiera sido efectuada por Francia o Alemania toda la Comunidad Europa en menos que canta un gallo hubiera dispuesto de 1 Mbps.
Cabe destacar que España intentando hacer eso que se llama pedagogía de la acción, mostrar lo bueno que es que todos tus ciudadanos dispongan de 1 Mbps sólo ha conseguido una cosa, tener una de las banda anchas más caras.
Tonta España y déspota Bruselas, esas son las conclusiones de esta triste historia.