BeBop Sensors ha presentado RoboSkin, un tejido sintético sensorizado con el que busca aportar el sentido del tacto a los robots, así como en los miembros prostéticos.
Con menos de 1 mm de grosor, la compañía fabricante califica a esta ‘piel’ de un verdadero sistema nervioso para robots, la cual y por las características de su fabricación, puede adaptarse a todas las formas para equipar tanto lo que sería el equivalente al torso en el robot, como para brazos, dedos, u otras partes.
Según la misma empresa, el sentido del tacto es precisamente el menos tratado por los desarrolladores de tecnologías robóticas, que hasta la fecha han apostado por tecnologías para replicar los sentidos de la visión o la escucha. Y, el tacto, se necesita según BeBop Sensors para acercar más los humanos a los robots ahora que estos últimos empiezan a hacerse habituales en distintas facetas de nuestra vida diaria.
BeBop ha desarrollado toda la tecnología de esta piel artificial, en la cual ha incrustado una alta densidad de sensores y le ha valido la obtención de hasta una treintena de patentes en los Estados Unidos e internacionalmente.
Será un elemento particularmente útil en robots de apariencia humana como los que lleven a cabo las tareas de cuidadores de personas ancianas, y más ahora que se cruzan dos factores: por un lado, el envejecimiento de la población, que es algo que ya sufrimos de hace tiempo en todos los países occidentales y, por el otro, lo que en Estados Unidos se conoce como “The Great Resignation”, un fenómeno que aquí justo se empieza a notar débilmente, pero que algunos expertos vaticinan que nos va a afectar de lleno en los años venideros.
Precisamente, esta masa de personas que dejan sus puestos de trabajo de forma voluntaria en todos los sectores profesionales, afectarán a la disponibilidad de cuidadores para la gente mayor y personal sanitario, mientras que el volumen de clientes de dichos sectores seguirá creciendo por el antes comentado envejecimiento de la población.
Esto llevará, irremediablemente, a la necesidad de incrementar la presencia y uso de robots en ambas áreas. Y, por una cuestión psicológica, se busca que estos sean lo más parecidos a una persona a nivel de interacción para que el paciente o persona cuidada no se sienta solo y desatendido, lo que nos aboca a esta piel artificial.
Los robots humanoides permiten, además, que al tener la misma forma que un ser humano, podrán -en principio- utilizar las mismas herramientas diseñadas para su uso por parte de humanos, y caber en los mismos espacios, además de poder llevar a cabo las mismas tareas.