Pese a que WhatsApp sigue siendo el servicio de mensajería instantánea online líder en occidente (y en buena parte del resto del mundo), cada vez hay más personas -aunque todavía son una minoría vinculada al mundo profesional y de los negocios- que se abren una cuenta en WeChat, el equivalente chino a WhatsApp que, además, proporciona más funcionalidades que el servicio propiedad de Facebook.
Algo que ya se sabía desde hacía tiempo es que el gobierno de la República Popular China espía sistemáticamente a sus ciudadanos en las redes para localizar y neutralizar a posibles disidentes, pero se creía que no estaba excesivamente interesado en lo que explicaban los extranjeros con cuenta en WeChat y otros servicios nacidos en China. Ahora, un estudio llevado a cabo por una organización canadiense demuestra que no es así.
Citizen Lab, una ONG canadiense consistente en un laboratorio basado en la Escuela Munk de Asuntos Globales y Políticas Públicas de la Universidad de Toronto, ha llevado a cabo una serie de pruebas de envío de mensajes cruzados entre un perfil de usuario dado de alta en China, y otro dado de alta en Canadá, los cuales incluían elementos sujetos a censura, como unas imágenes.
Dichas imágenes, consistentes en una caricatura y la portada de un libro considerado como ‘sensible’ por parte de las autoridades de la República Democrática, constan como eliminadas, tanto en un sentido como en el otro de la comunicación, cuando lo normal sería que el usuario canadiense también lo recibiera.
La censura de imágenes se realiza parcialmente en tiempo real: cuando una imagen pasa a través de los servidores de China (independientemente que el usuario esté en el país asiático o no tenga su cuenta registrada allí), ya que es donde Tencent -empresa propietaria de WeChat- tiene sus centros de datos, se comprueba si su hash ya se encuentra en una lista de imágenes prohibidas.
El hash es el resultado de una serie de operaciones matemáticas sobre el fichero de la imagen. Dos ficheros idénticos tendrán el mismo hash, y la comprobación numérica es fácil y rápida.
Continúa explicando Citizen Lab que si la imagen contiene texto, este se extrae para su análisis y, si el hash no se encuentra entre la lista de lo que está prohibido, entonces sí que pasa a ser revisada por un sensor humano.
En la publicación por la que explica el experimento realizado, la entidad tambén detalla exhaustivamente cómo ha llevado a cabo las pruebas y la metodología seguida, así como desgrana los resultados.