Pese a que Linux no ha conquistado la informática desktop haciendo frente al Windows de Microsoft, cual Eneas troyano, ha engendrado a Android, el rey de los dispositivos móviles y probablemente el sistema operativo más utilizado a día de hoy, y a ChromeOS, ambas plataformas de Google.
Pero el gigante de las búsquedas online, al contrario de los romanos que nunca renegaron de su remota conexión mitológica con Eneas, quiere dejar atrás su herencia para reconstruir sus plataformas software, empezando con la móvil con Fuchsia, su nuevo sistema operativo que ya podemos ver funcionando en la nueva generación de Nest Hub, el asistente inteligente de Google con pantalla incorporada.
Pero fuera de este aparato, todavía no podemos probar las bondades de Fuchsia, aunque ahora sí podemos hacerlo con las de Zircon, su nuevo kernel, gracias al sistema operativo Dahlia OS.
Pensado como una distribución GNU/Linux, puede funcionar tanto con el núcleo creada por Linus Torvalds en la década de los noventa, como con el nuevo Zircon, y se presenta con una interfaz de usuario que nos recuerda a ChromeOS en algunos aspectos.
No obstante, y como cualquier plataforma software que da sus primeros pasos, Dahlia OS carece de una gran cantidad de software, por lo que ha optado por un par de soluciones que también emplean otros sistemas operativos para proporcionar variedad a través de la ejecución de aplicaciones de otras plataformas: los contenedores que permiten ejecutar apps de Linux, y la virtualización que facilita, incluso, la ejecución de software de Windows.
En la página web de esta plataforma podemos encontrar una lista de hardware con diversos modelos de ordenador (tanto Chromebooks como portátiles ‘normales’) y el correspondiente núcleo que soportan, sea Linux o Zircon, así como algún teléfono (concretamente, el Pinephone de Pine64).
¿Tiene futuro Dahlia OS? Probablemente, el mismo que muchas ‘distros’ de GNU/Linux o sistemas operativos alternativos como ReactOS o Haiku: una comunidad de pocos desarrolladores y menos usuarios (ya que la mayor parte de estos últimos acostumbran a formar parte también de los primeros), pero muy fiel, que mantiene la plataforma de manera voluntaria.