El censorEscrito por Albert Alexandre Martin el 17/06/2014 a las 08:49:353386
Hace algunas semanas a raíz del asesinato de la presidenta de la diputación de León Isabel Carrasco, aparecieron en Twitter, numerosos mensajes que se mofaban de la difunta. Como consecuencia de ese acto deleznable, pues ninguna muerte puede ser sujeta a broma y menos cuando se trata de un asesinato, el Ministro del Interior esbozó la posibilidad de censurar en ciertos casos la red social de microblogging. Automáticamente la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría quiso apaciguar las reacciones ante las declaraciones del ministro, considerando que ya existen vías para perseguir a los que en las redes sociales incitan al odio. Sea como fuere, este particular caso nos demuestra como de endeble es nuestra democracia actual en la que las decisiones o las declaraciones se toman y se efectúan al calor de la subjetividad.
En esta semanario de noticias nos hacemos eco de situaciones que acontecen en todo el planeta y normalmente cuando hablamos de casos como los que ocurren en Turquía, Rusia o Paquistán, países donde se censura a los internautas y en los que recientemente hemos visto casos de clausura de cuentas de Twitter, ponemos el grito en el cielo. ¿Cómo debemos considerar España cuando sucede lo mismo que en esas latitudes? En España la democracia cada vez se parece más al país gobernado por Erdogan, lo miremos por donde lo miremos.
Por otro lado la "idea" (esperamos que sólo sea una idea que no vaya a más) de Fernández Díaz, nos plantea otra incógnita. Sin ánimo de posicionarnos en ningún bando político debemos afirmar que las duras declaraciones del ministro no han ocurrido cuando los destinatarios de los insultos son otros personajes alejados de su partido político o que no le interesan tanto. Las gentes del PSOE, CIU, UPyD o tantas otras formaciones políticas, personajes mediáticos como Cristiano Ronaldo o Gerard Piqué reciben cada día mensajes vejatorios que no son declarados como incendiarios y enaltecedores del odio por el ministro popular.
En resumen, no pueden hacerse las leyes solo para cuando le conviene a uno y menos aún puede censurarse la red cuando a uno le molestan unos comentarios muy concretos.
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