Actualizado el 19/11/2024

icon Facebook icon Twiiter icon RSS icon EMAIL
  1. Portada
  2. >
  3. Opiniones
  4. >
  5. El impacto de la pandemia y el mundo post-Coronavirus

El impacto de la pandemia y el mundo post-Coronavirus

Escrito por Joan Gil el 07/07/2020 a las 09:22:26
7326

(Coordinador del grup de treball d'energia i TIC de Telecos.cat)

Se sabía que habría una pandemia como el Coronavirus, ya se tenía los avisos del SARS (2002-2004) y la gripe porcina (2009). Únicamente faltaba saber cuándo y qué patógeno. Y pese a ello la pandemia ha pillado a medio mundo sin los deberes hechos. En cierta forma no es el único caso en el que se sabe que algún día va a suceder un accidente inevitable y no se tienen planes de contingencia (léase Prestige por ejemplo). ¿Aprenderemos algo?

 

A lo largo de la historia de la humanidad ha habido epidemias de peste, de cólera, gripe, etc. Hasta el siglo XX se podía considerar que el nacimiento de la cepa era producto del azar y de origen natural (no había ingeniería genética). Sea como sea, el coronavirus es una pandemia más que se ha propagado a gran velocidad y de forma virulenta por dos causas propias del siglo XXI: densidad (la mayoría de la población vive en ciudades) y una movilidad sin precedentes; de ahí que se diga que es una pandemia del siglo XXI. Por este motivo, hay que prever que dentro de un tiempo se puedan repetir episodios similares.

 

La pandemia llega en un momento de grandes transformaciones, con crisis que se van enquistando (económica y social que viene del año 2008, climática y medioambiental, migratoria y conflictos geopolíticos por la hegemonía mundial), añadiendo una crisis sanitaria a las ya existentes y agravando la crisis económica y social. Cada vez se va poniendo más en evidencia que el paradigma actual ya no sirve.

 

Durante la primera oleada de infecciones y el sucesivo confinamiento se ponen de manifiesto varias cosas:

 

  1. Que la mayoría países no tenían planes de contingencia, no hicieron acopio de material cuando fueron avisados por la OMS y reaccionaron tarde.
  2. Que a nivel europeo hay excesiva dependencia de terceros países (China) para necesidades básicas, como medicinas y material médico de protección, pero no solo de ello.
  3. Que en la mayoría de casos, las redes de comunicación han soportado bien el incremento de demanda para servicios de entretenimiento, video-conferencia y teletrabajo, que han permitido mantener el contacto social y la actividad económica.
  4. Que las videoconferencias pueden ser una alternativa a muchos desplazamientos. Basta con mejorar la tecnología y aprender a manejarla correctamente.
  5. Que el teletrabajo ha sido posible incluso en aquellos casos en los que se ha tenido que improvisar, y ha venido para quedarse.
  6. Que sin ruido y sin polución las ciudades son mucho más agradables.
  7. Que es muy difícil soportar un confinamiento en viviendas que no reúnan un mínimo de condiciones de espacio, luz y ventilación, y que no dispongan de unas telecomunicaciones óptimas.

 

De lo cual se aprenden las siguientes lecciones. Puntos 1 y 2: los gobiernos deben tener listos planes de contingencia y protocolos de actuación para las emergencias previsibles, no solo las sanitarias. Así mismo es necesario aumentar el grado de autosuficiencia en cuestiones estratégicas, como mínimo a nivel de CE. Material médico, medicinas, etc. sin olvidar las TIC. Qué pasaría si un día dejaran de funcionar Google o el sistema GPS?.

 

Los puntos 6 y 7: tienen que ver más con la concepción de las ciudades. Las nuevas viviendas deberían ser más aptas para soportar un confinamiento. Deberían revisarse las exigencias mínimas de espacio, aireación y luminosidad actuales que marquen las normativas.

 

La reducción del tráfico es una de las medidas para tener una ciudad más agradable, está en consonancia con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU), y debería basarse en la reducción de la necesidad de desplazarse (teletrabajo) y en la reducción de distancias que facilite el desplazamiento a pié (acercando puestos de trabajo a las zonas residenciales), antes que en trabas o prohibiciones.

 

Las redes de telecomunicación han estado a la altura (3), gracias a lo cual han sido posibles videoconferencias y teletrabajo (4 y 5), que han venido para quedarse y seguramente tendrán un impacto muy grande a corto plazo, demostrando que hay cambios que solo se producen bajo presión. Para los trabajadores, el teletrabajo aporta flexibilidad horaria y conciliación, pero también puede significar ausencia de horarios, dificultad de valoración del desempeño y a la larga mayor estrés. Por su parte las empresas necesitaran menos metros cuadrados de sede, lo que tendrá consecuencias en el mercado de alquiler.

 

Ahora es el momento de pensar en el potencial del teletrabajo como factor de equilibrio territorial, y así es visto por algunos alcaldes. Unas buenas telecomunicaciones en zonas rurales permitirían captar tele-trabajadores que darían una nueva vida a muchos pueblos, evitando el cierre de escuelas o de ambulatorios. Sería conveniente que administraciones territoriales y operadores se pusieran de acuerdo para facilitar una buena cobertura en estos lugares.

 

En época de cambios el Coronavirus no supone una disrupción pero, como aquí se ha expuesto, sí será un acelerador de algunos cambios que de todas maneras iban a producirse.

 

A corto plazo las medidas de seguridad e higiene cambiaran algo nuestros hábitos, se notaran los efectos del coronavirus en el PIB.

 

A medio plazo desaparecerán las restricciones y empezaran a verse cambios derivados del teletrabajo y la aplicación de las TIC. Los grandes gigantes de la industria 2.0 continuaran creciendo y formando una oligarquía global, mientras que la clase media en occidente seguirá su tendencia a la baja, y la brecha digital pondrá en peligro la cohesión social.

 

A largo plazo se impondrá el nuevo paradigma, que debe basarse en la sostenibilidad, las energías renovables, la economía circular y las TIC como medio de mejora de la gestión de recursos.

 

El nuevo paradigma requiere también una nueva mentalidad. Son las generaciones que vivirán el futuro quienes deben definir como será su futuro, y no será lo mismo si este se define desde Davos, desde el Silicon Valley, desde Pekin o si lo define la gente de a pié.

 

Joan Gil i Sans

Ingeniero de Telecomunicación