El impacto social de la tecnología, en collateral bitsEscrito por Joan Rosés el 23/10/2018 a las 09:40:555445
(Editor de Collateral Bits) En la opinión pública pero también en centros de decisión políticos, económicos y tecnológicos se percibe que la disrupción digital se está descontrolando y que el desarrollo de la tecnología debe orientarse mejor en beneficio de la humanidad y bajo su control.
Diversas iniciativas internacionales abogan por este planteamiento. Entre ellas me gustaría destacar el Global Council on Extended Intelligence que promueven dos instituciones punteras en tecnología, el MIT Media Lab de Boston y la IEEE Standards Association.
La “inteligencia ampliada” que promueven estas instituciones persigue tres objetivos: Situar la visión humanista en las primeras etapas del diseño tecnológico, preservar la privacidad, el control y transparencia de los datos, y elaborar nuevos indicadores que pongan de manifiesto el impacto social de la tecnología.
En el manifiesto fundacional se dice: “Creemos que todos los sistemas deben ser creados de manera responsable para utilizar mejor la ciencia y la tecnología para un progreso social y ético tangibles. Las personas, empresas y comunidades involucradas en el desarrollo y despliegue de tecnologías autónomas e inteligentes deberían mitigar los riesgos predecibles en la fase de diseño. Esto ayudará a garantizar que estos sistemas se creen de tal manera que sus resultados sean beneficiosos para la sociedad, la cultura y el medio ambiente.”
En esta línea surgen también en España algunas iniciativas. La más reciente es Collateral Bits, un nuevo medio especializado en la reflexión y el análisis de los efectos de la tecnología en la vida social, la economía, la política, el individuo y la ética.
CollateralBits.net aborda el debate sobre los valores éticos y el impacto en la sociedad de la robótica, la inteligencia artificial, la propiedad y gestión de les dades, el Internet de las cosas, el uso masivo de las redes sociales…
El debate presenta múltiples incertidumbres y las respuestas concretas que se obtienen son escasas.
¿Cómo afrontan las grandes ciudades su relación con las multinacionales tecnológicas? ¿Está resultando útil la aplicación de la normativa europea sobre protección de datos? ¿Qué impactos provocarán los coches autónomos? ¿Deben prohibirse los móviles en las aulas? Vídeos falsos en la red, ¿una moda o un problema? ¿Qué es el capitalismo de vigilancia? ¿Está en riesgo la democracia? ¿Qúe pasa cuando las tecnologías desafían nuestras normas éticas? ¿Compensará la creación de nuevos empleos la eliminación que conllevará la automatización y la inteligencia artificial?
En cualquier caso, el debate se extiende y es necesario que se aborde también desde el seno de la propia tecnología. A menudo, los tecnólogos tildan de tremendistas las visiones críticas sobre la digitalización. No lo son, si la crítica se hace con rigor y ponderación. En cualquier caso, para el conjunto de la sociedad resulta mucho peor obviar los efectos del impacto tecnológico que plantearlo abiertamente. Como propone el Global Council on Extended Intelligence, hay que poner la visión humanista en el inicio del desarrollo y en el centro del debate.
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