El móvil no es adictivoEscrito por Xavier Sanchez Carbonell el 21/03/2017 a las 18:47:193790
(Presidente del comité científico del congreso de nuevas adicciones) A pesar de que el móvil se ha instalado en la cotidianeidad de nuestras vidas sigue siendo un dispositivo al que necesitamos adaptarnos. Debido a su popularidad y a tratarse de un dispositivo muy nuevo, el móvil ha despertado la preocupación por su potencial adictivo. Esta preocupación ha crecido con el teléfono inteligente. O como Douglas Adams ya señalaba en "The Salmon of Doubt: Hitchhiking the galaxy one last time" (2002, p. 111): "Cualquier cosa inventada después de mis treinta y cinco años está en contra del orden natural de las cosas".
Por otro lado, los medios de comunicación tienden a propagar las informaciones negativas sobre el uso de móvil. Alertar a la población de los peligros potenciales del móvil es noticia y forma parte de la misma esencia del periodismo. De esta forma, con más o menos aquiescencia y participación de ‘expertos’ o con los sesgos propios de la divulgación científica, se crea un doble mensaje sobre sus utilidades y sobre sus riesgos.
En nuestra opinión, la adicción al teléfono móvil no existe porque es móvil es una plataforma. Se puede ser adicto a una conducta (por ejemplo, apostar o consumir drogas) pero no a un objeto inerte. Desde nuestro punto de vista, sería lo mismo que confundir la adicción a la heroína con la adicción a la jeringa o la adicción al alcohol con la adicción a la botella. Se es adicto a la heroína pero no al instrumento que usamos para introducir la sustancia en nuestro cuerpo. Lo que pasa es que algunas vías de administración son más adictivas que otras. En este sentido, conductas como consultar redes sociales, apostar, visitar páginas para adultos, enviar mensajes o vagabundear por la web, son más accesibles con el móvil (en el baño, en el metro, en el aula, en la oficina, en la sala de espera, etc.) ya que se puede consultar en público y en privado, de pie o sentado, en familia o en el trabajo, solo o en compañía y en todas las edades. Es decir el teléfono inteligente incrementa el riesgo adictivo de algunas conductas pero no es el problema.
Xavier Carbonell FPCEE Blanquerna, Universitat Ramon Llull
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