Este jueves he asistido a la jornada sobre la dinamización del empleo mediante las TIC, organizado por el Centre Tecnològic de Catalunya (CTecno). A veces pensamos en el sector de las tecnologías como apto solamente para titulados universitarios pero este sector está incorporando nuevos perfiles profesionales que se convierten emergentes en un contexto de crisis como el actual.
Es posible identificar itinerarios formativos ocupacionales que ayuden a recalificar colectivos de parados a encontrar una salida profesional de calidad. Esta jornada ha querido difundir los cinco perfiles profesionales del sector TIC que no requieren titulación superior y por lo tanto, pueden ser dinamizadores del empleo del país.
En medio de la crisis que nos afecta y que tiene enormes consecuencias en el empleo, el paro en el sector TIC catalán es tan sólo del 5,3% y hay 159.800 personas trabajando, de las cuales 100.000 lo hacen en empresas del mismo sector, y los parados del sector no llegan a 9.000. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el sector es fundamental para la mejora de la productividad de todos los demás sectores y, por lo tanto, activa la economía en su conjunto.
Esto representa una gran oportunidad para los parados provenientes de otros sectores en dificultades, para redirigir su carrera profesional hacia el sector de las TIC. Para conseguirlo, es necesario dotar a estos profesionales de los conocimientos y competencias necesarias. Es necesario, pues, según el estudio, que las instituciones catalanas inviertan en el diseño, desarrollo y ejecución de los programas expertos de formación en los siguientes ámbitos:
- Programador informático
- Consultor en informática de gestión
- Administrador de sistemas y redes informáticas
- Técnico en asistencia al usuario
- Instalador y reparador de equipos informáticos
Para maximizar el éxito de estos programas (grado de inserción), es necesario que los contenidos se adecuen a las necesidades reales del mercado. El estudio advierte que hay que revisar los temarios de los actuales certificados de profesionalidad, sustituyendo y / o añadiendo módulos formativos, e incluyendo dentro de sus objetivos la obtención de certificaciones profesionales.
El sector TIC representa el 6,5% del PIB pero sólo el 2,5% del empleo. Seguramente por este hecho, desgraciadamente, hay que decir que a menudo no se le ha prestado suficiente atención desde las políticas públicas.
A menudo hemos expresado que la responsabilidad social de las empresas tiene un carácter dinámico, que debe saber comprender cuáles son las necesidades, inquietudes, prioridades, de la sociedad, y tratar de poner el foco. La RSE tiene una primera dimensión en lo que es inherente a la actividad de cada empresa u organización, mientras que la colaboración con las necesidades de la sociedad queda como un plus, a menudo vinculado a la filantropía, que también es necesaria.
El modelo de la RSE funciona y se convierte sostenible cuando es capaz de crear valor económico y social, valor para todos los grupos de interés, y de manera integrada a la misma actividad empresarial, no como un extra.
Por ello, cuando una empresa, un conjunto de empresas, o un sector, se plantean cómo pueden desarrollar mejor su actividad, como pueden crecer, como pueden crear valor económico, al tiempo que pueden activar el conjunto de la economía, hacer ganar competitividad, y al tiempo incorporar personas a la vida laboral activa, podemos afirmar que se está actuando de manera socialmente responsable, al menos con la brocha gruesa. Después habrá que ver la calidad laboral, los procesos de subcontratación, los modelos de buen gobierno, la disminución de impactos ambientales, y muchas otras cosas. Pero, tener la voluntad de poder abordar el gran reto que hoy tiene nuestra sociedad es ya el primer paso.
Véase el estudio (en catalán): CTecno