Emprender: una reflexión y una propuestaEscrito por Alexandre Blasi el 17/03/2015 a las 20:32:123253
(Dr. Enginyer Industrial) Alexandre Blasi
Hoy por hoy emprender parece ser el verbo de moda. No hay discurso de un político que en algún momento no hable de innovación y de emprender. No hay universidad ni organización empresarial que se precie, que no hable de lo mismo. Cada semana hay varios artículos sobre el tema en los periódicos generalistas. Se habla de disponer de los recursos suficientes… no sé lo que quiere decir suficientes porque para algunas personas su interpretación es un valor infinito por un tiempo indeterminado… en alguna presentación he oído a un investigador de ámbito universitario pedir que se le resuelvan los temas económicos, mientras que otro emprendedor de ámbito privado indicaba que consumía el 70% de su tiempo buscando los recursos económicos para asegurar la continuidad de su empresa. Hay miles de artículos y posiciones distintas ¿Cuál es la respuesta correcta? No lo sé, pero a continuación hago unos apuntes y una propuesta.
Tengo una recopilación de frases preferidas que utilizo como referencia personal para estructurar el razonamiento
¿Cómo podemos entender el crecimiento y desarrollo de China, o la aparición de empresas como Apple o Samsung y la desaparición de otras con mayor historia? Seguramente la acomodación de las personas y de las sociedades explica en gran parte este declive de las organizaciones más avanzadas. Del mismo modo se explica la desaparición de grandes imperios políticos o económicos y la necesidad (por ejemplo, el hambre) de impulsa a otros a superarse y crecer.
Hay ejemplos para todos los gustos de emprendimiento con éxito. Emprendimiento con éxito quiere decir creación de una empresa que funcione, que crea puestos de trabajo, que paga sus impuestos, que difunde ejemplo y crea sinergias,…. Podemos dar ejemplos como la creación del avión a cargo de los hermanos Wright, con los modestos recursos que les proporcionaba su negocio de bicicletas, en comparación con un competidor que disponía de ayudas muy importantes. O las dificultades iniciales que superó Steve Jobs, aciertos y errores incluidos, despido y readmisión en Apple, hasta el éxito final. Frente a los éxitos de otras organizaciones que han invertido grandes recursos, a riesgo, como por ejemplo de Toyota al crear el modelo Prius diseñando el coche hibrido rompiendo con su filosofía tradicional, conservadora y copiadora de diseño de producto.
En mi vida profesional he participado en distintos centros de I+D tanto públicos como privados, en distintas posiciones, desde investigador hasta director del centro. Las experiencias son varias aunque siempre en el campo de la aplicación industrial y ninguna en el de la investigación básica. En algún momento he tenido que sobrevivir con un directivo que decía en tono devaluador que los de I+D éramos los de “investigación y venga rollo”. La última experiencia en el campo de la investigación terminó por los pocos recursos disponibles (especialmente económicos) y por la oposición frontal de las áreas operativas y financiera. Creo que entiendo las dificultades a las que se enfrentan los hombres y mujeres de I+D, pero por haber ocupado posiciones de dirección general también veo la necesidad de que los centros de I+D aporten valor, y aprovechen los recursos que se les asignan. La aportación de valor medible, en forma de creación de puestos de trabajo y de organizaciones que aseguren el retorno de la inversión a la sociedad a corto, medio y largo plazo.
Me es difícil entender que las inversiones que hacemos en nuestro país no den mayor resultado en la creación de empresas. No discuto la necesidad de la investigación básica. Me preocupa que muy poca de esta investigación llegue al mercado y que en muy pocos casos presente el retorno de la inversión. Da la impresión de que estamos trabajando por impulsos sin coordinación ni planificación del trabajo, de las inversiones, y en particular no lo hacemos en áreas prioritarias y concretas con visión de corto, medio y largo plazo. Es particularmente importante que el ámbito industrial, que es el que llega a la mayoría de los ámbitos sociales, cree sinergias de investigación, apoye la creación de pequeñas empresas y el desarrollo de medianas, contrate servicios e impulsa el emprendimiento.
¿Qué hace el poco capital público? ¿Qué hace el capital privado? ¿Por qué los hijos de inmigrantes son más emprendedores que los del país? ¿Por qué las universidades viven alejadas de la sociedad que les paga con sus impuestos? ¿Por qué el sistema educativo siempre habla mal de las empresas? ¿Por qué los representantes de los alumnos de algunos Consejos Sociales de las universidades siempre votan en contra de todo lo que huele a empresa? ¿Por qué los rectores de universidad temen ser acusados de comercializar su universidad? ¿Por qué es tan difícil establecer el dialogo constructivo y que aporte valor entre personas del mundo universitario y el mundo de la empresa? Y hay muchas más preguntas que están sin una respuesta comprensible que relacione el gasto realizado, con los resultados obtenidos en bien de la sociedad.
Uno de los deportes favoritos es decir a los demás lo que tienen que hacer. No voy a hacerlo. Creo que los veteranos junto con los que todavía no lo son, tenemos mucho que aportar a los más jóvenes. He propuesto en distintos foros, con poco éxito de momento, que nos reunamos algunos empresarios y profesionales de un determinado sector industrial, que analicemos las empresas que están en dificultades dentro del ámbito económico de los bancos y de la Administración, en un entorno industrial, y propongamos y ejecutemos un plan de trabajo. Este plan debe contar con la presencia, pero no la intervención directa de la Administración, los sindicatos, con la alineación y contribución de la universidad en este esfuerzo. Voy a continuar insistiendo en este sentido con el deseo de participar activamente y no como espectador.
Las administraciones públicas y los bancos dicen conocer las empresas públicas y privadas con dificultades. Estas dificultades de futuro se deben a equipos directivos acomodados, o también a temas de sucesión familiar, o dificultades financieras,…, pero están en sectores con futuro, o la integración de algunas de ellas permitiría llegar a superar el volumen crítico y hacerlas rentables si se las dota de gestores eficaces. Existen ejemplos próximos que acreditan que esta propuesta puede funcionar. Conozco empresarios y profesionales con carácter y empuje que pueden hacerlo, yo me considero uno de ellos. Saber que empresas tienen oportunidades razonables de supervivencia es una cuestión de análisis y de trabajo pero es objetivable y debe permitir su selección con una cierta facilidad. Definir en qué sector hacerlo tampoco debería ser excesivamente difícil. Intentarlo es mejor que dejarlas caer y en caso de éxito mucho más económico.
Muchos de nosotros estaríamos mejor en casa sin meternos en líos. Pero honestamente como podemos quejarnos de que los demás no hacen nada y nosotros hacemos lo mismo y no aportamos valor. Parecemos los mirones de las obras publicas. Estoy convencido que una acción de este tipo va a dar muchos quebraderos de cabeza a los que se involucren pero también de que hay personas que lo entenderán, que participarán… y entre ellos algunos empresarios y profesionales con experiencia en estas lides.
En resumen tenemos personas, empresarios, profesionales de la investigación y desarrollo en universidades, recursos económicos (¿limitados?) públicos y privados, tenemos empresas competitivas pero pequeñas o medianas… tenemos muchas opciones pero atomizadas en múltiples direcciones, por lo que tenemos una muy baja eficacia de resultados. Dedicando una parte limitada de los recursos disponibles propongo que desde la iniciativa privada se proponga un plan de trabajo eficiente y eficaz, que defina un sector de actividad prioritariamente industrial, que integre empresas con potencial de futuro y sume el esfuerzo universitario en aquel sector, con una supervisión indirecta y la colaboración de la Administración y los agentes sociales. La Administración, aunque lo quiera hacer, no lo hará pero seguro que lo va apoyar si siente que el grupo que lo propone es confiable y tiene credibilidad.
Dejemos de hablar de emprendeduría y de innovación como conceptos teóricos, como cosa de otros, y hagamos que sean una realidad. Otros lo han hecho, ¿nosotros por qué no? 15 de febrero de 2015
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