Flexibilizamos los planes de estudio de las titulaciones reguladasEscrito por Antonio Elias el 07/11/2023 a las 13:33:332479
(Catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluny (UPC)) Antoni Elias Fusté DR. Ing. de Telecomunicación Catedrático de la UPC
Podríamos definir la inflación de títulos del actual panorama universitario como un crecimiento general del número de títulos ofertados para satisfacer la necesidad de formación, en las nuevas exigencias laborales provocadas por la transformación digital del actual entorno socioeconómico. El incremento exagerado de titulaciones, en la mayoría de los casos difíciles de distinguir entre sí, puede provocar la depreciación de dichas titulaciones, arrastrando, tal vez, a la devaluación de las actuales titulaciones reguladas.
En un interesante artículo de la consultora McKinsey & Company[1], aparecido el pasado 13 de octubre de 2023, se examina la fuerte aceleración socio económica que está provocando la transformación digital, y se señala el gran papel que va a jugar la Ingeniería de Telecomunicación en un futuro inmediato proporcionando, además, las principales áreas de actuación de esta ingeniería para antes de 2030.
El comunicado de McKinsey, nos ofrece una previsión para orientar a las operadoras de telecomunicaciones en el complejo proceso de satisfacer sus necesidades de talento inmediatas y a largo plazo.
Como puede verse en el siguiente gráfico, en la próxima década se espera que la demanda de determinados roles tecnológicos de la ingeniería de telecomunicación aumente entre un 20 y 30 por ciento en “todas” las industrias de EE.UU., aunque vaticina que: esto será difícil de alcanzar si tenemos en cuenta que la generación de recién titulados STEM creció sólo entre un 5 y un 10 por ciento anual de 2015 a 2019.
En su manifiesto, McKinsey aventura que: todas las nuevas tecnologías requerirán que las telecomunicaciones se amplíen en su función transversal focalizándose en siete tendencias, o pilares:
La conectividad casi ilimitada allanará el camino para nuevos servicios como monitoreo remoto del paciente, nuevas experiencias de clientes de próxima generación como probadores de vestir virtuales, telepresencia etc.
A medida que las cargas de trabajo de computación se distribuyen entre centros de datos remotos ubicados más cerca de los usuarios finales, la latencia caerá, el ancho de banda aumentará y las organizaciones ganarán más soberanía sobre sus datos. La computación perimetral permite el procesado de datos en tiempo real, facilitando un uso generalizado de los mismos.
A medida que el transporte evolucione, las telecomunicaciones necesitarán aumentar el ancho de banda para la movilidad, particularmente en áreas remotas. También tendrán la oportunidad de combinar la conectividad básica con tecnologías vehiculares y datos de señalización en tiempo real para ofrecer soluciones como: la conducción manos libres, las redes de cargadores de vehículos eléctricos inteligentes, la tecnología de “vehículo a todo” (V2X) etc.
Los nuevos enfoques del RAN (Radio Acces Network) aportaran flexibilidad a la relación de las telecos con los fabricantes de equipos permitiendo reducir los requisitos de activos físicos como torres, antenas y cableado, recortando así las inversiones, y los gastos operativos, acelerando, además, el despliegue de nuevos servicios de red y estimulando la competencia entre los proveedores. Estos nuevos enfoques incluyen la RAN open (ORAN), que permitirá la interoperabilidad sin problemas entre el hardware y el software de diferentes proveedores; la RAN centralizada (CRAN), que permite compartir equipos a múltiples sitios móviles; y la RAN virtualizada (VRAN), que soporta la escalabilidad y la agilidad de red mediante la desvinculación de hardware de la red del software.
A medida que las organizaciones construyan y escalen productos y servicios habilitados digitalmente, que dependen de la recopilación de vastos bancos de datos de clientes, la confianza y la privacidad se volverán aún más esenciales. La arquitectura de “confianza cero” (Zero Trust Architecture), la identidad digital y la ingeniería de la privacidad, se harán habituales a medida que las empresas busquen obtener una ventaja competitiva garantizando la confianza de las partes interesadas.
Para satisfacer las crecientes expectativas de los consumidores en torno a la confianza digital, la seguridad informática y la visibilidad de los datos, las operadoras de telecomunicaciones deberán invertir en soluciones de ciberseguridad. Los que lo hagan se posicionarán para introducir nuevas ofertas mediante la construcción de servicios de identidad digital en redes y tecnologías de próxima generación.
Los avances en IA y en IA Generativa, en particular, están desbloqueando oportunidades para las organizaciones en cada punto a lo largo de la cadena de valor. Las telecomunicaciones pueden utilizar IA para optimizar las redes (gestionando recursos basados en el tráfico en tiempo real y análisis de datos), y abordar proactivamente los problemas de mantenimiento (al analizar patrones y anomalías para identificar problemas antes de que ocurran). La IA Generativa puede transformar la experiencia de usuario suministrando a los clientes contenidos altamente personalizados, ofertas y extensiones proactivas relacionadas con el servicio basado en patrones de uso, historiales de compras y otras consideraciones.
Hay un gran valor estratégico en el desarrollo de redes de distribución de clave cuántica (QKD), que permiten el intercambio seguro de claves criptográficas. La tecnología cuántica puede proteger los datos de los clientes y mejorar los procedimientos para autenticar los dispositivos IoT (Internet de las Cosas), proteger la infraestructura de telecomunicaciones a través del cifrado, y cifrar el tráfico dentro de la red.
A estas tendencias, habría que añadir las Comunicaciones por Satélite: el papel de los satélites, tanto en comunicaciones como en otras aplicaciones (teledetección, radionavegación, defensa, etc.) es incuestionable en el actual y futuro entorno socio económico.
Estas ocho tendencias indican que la formación de los futuros profesionales de la Ingeniería de Telecomunicación, además de los conocimientos clásicos de Electrónica, Electromagnetismo (Radiación y Guiado), Procesado de la Señal e Ingeniería de Redes y Sistemas, deberá ofrecer conocimientos, entre otros, de: Ciberseguridad, Computación Perimetral (edge computing), Conectividad y Señalización de Vehículos (automóviles trenes, aviones y barcos), IoT, Ingeniería de Datos, Identidad Digital, IA, Radionavegación y Señalización, Comunicaciones Cuánticas, etc.
En la actualidad, las universidades que ofrecen estudios de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), están respondiendo a esta necesidad de formación con iniciativas basadas en titulaciones pretendidamente innovadoras. Así, sólo en Catalunya podemos ver casi un centenar de grados y masters TIC no regulados, que pretenden satisfacer las necesidades de formación que la transformación digital está poniendo de manifiesto. Algunos tan pretenciosos como: Máster en Gestión de la Información y el Conocimiento, otros tan oportunistas como: Máster en Desarrollo de Aplicaciones Web y Móviles, y otros con títulos tan equívocos como: Grado en Ciencia de Datos e Ingeniería de la Información, (acuérdense del matiz peyorativo del concepto de “ingeniería financiera”).
Frente a este derroche de inventiva “titularía”, cabe preguntarse: ¿no sería mejor flexibilizar los planes de estudios de las titulaciones reguladas, mediante la adición de disciplinas optativas que tuvieran en cuenta los últimos derroteros de la transformación digital?
Recordando la identidad (se cumple siempre) Sistema-Entorno de Jorge Wagensberg en su libro Ideas para la Imaginación Impura[2]:
La complejidad de un sistema más su poder de anticipación respecto del entorno, es igual a la incertidumbre del entorno más el impacto de áquel sobre éste.
Parece que, por ahora, la contribución a la armonía del conjunto universidad y entorno socio económico de la conjetura de J. Wagensberg, se ha limitado a responder, a la incertidumbre del entorno, en lo que respecta a la necesidad de formación, con el aumento de la complejidad del sistema. Aumentar el volumen (proponiendo nuevas titulaciones) implica aumentar la complejidad del sistema. Quizá sea hora de disminuir la complejidad del sistema formativo y tratar de aumentar la anticipación flexibilizando los planes de estudios de las ingenierías TIC reguladas (Ingenierías de Telecomunicación, Electrónica e Informática). Flexibilizar las titulaciones reguladas para seguir manteniendo el necesario equilibrio ante un entorno tecnológico (Transformación Digital) de cambio acelerado tan exigente y sensible a las evoluciones del sistema formativo de las TIC.
Flexibilizar las titulaciones reguladas, significa aumentar las asignaturas optativas en detrimento de las troncales que, dado que el tiempo de formación es finito, deberían quedar reducidas a las matemáticas más las consideradas imprescindibles para cada titulación regulada, como antes se ha mencionado para la Ingeniería de Telecomunicación. Esto, facilitaría al estudiante la posibilidad de elegir, de acuerdo con su vocación, las áreas de trabajo donde, presumiblemente en un futuro, va a desempeñar su función de ingeniero.
Implementar esta flexibilización, implica redefinir la estructura e implementación de los planes de estudio para conseguir la personalización de la formación de los estudiantes. No debemos entender la personalización como especialización, aunque ésta, la especialización, sea una forma de personalizar, pienso que se puede personalizar incluso dentro de una especialización. Para éllo, y manteniendo la estructura de créditos docentes del modelo actual, los créditos necesarios para obtener una titulación regulada deberían distribuirse, en función de la especialización, o “mención” (término que permite destacar oficialmente una cierta especialización), entre los diferentes departamentos universitarios encargados de la docencia en cada centro, de acuerdo con unos mínimos necesarios a cursar por el estudiante para obtener la titulación. S modo de ejemplo: Para ser Ingeniero de Telecomunicación con mención Vehículos Autónomos, el estudiante deberá aprobar n créditos del departamento A, m créditos del departamento B, p créditos del departamento C, …
Naturalmente, los estudiantes deberían contar con un profesor mentor desde el primer año en la universidad, que los orientara a encauzar su vocación, a definirla, o redefinirla, de acuerdo con las habilidades del estudiante, con su mayor conocimiento del entorno socio económico en que se encuentre en cada momento la profesión, y teniendo en cuenta la oferta de asignaturas optativas y la necesidad de cursar el predeterminado mínimo de créditos de cada departamento universitario con docencia en la titulación.
La Flexibilización debería permitir también, cursar como optativas asignaturas de departamentos con docencia en otros centros, así, por ejemplo, (y pensando en el Campus Nord de la UPC), un estudiante que quisiera ser Ingeniero de Telecomunicación con mención en Ciudades Inteligentes (Smart Cities), convendría que cursase asignaturas de Urbanismo que se imparten en el mismo Campus pero en otro centro, en la ETSECCPB (Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos Canales y Puertos de Barcelona), lo mismo aplicaría a un estudiante de la ETSECCPB que quisiera tener la misma mención, debería poder cursar en la ETSETB (Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación de Barcelona) asignaturas de Redes, Sistemas y Señalización. Con esta Flexibilización, potenciaríamos, además, la capacidad y facultad docente de los Campus Universitarios que actualmente, y en muchos casos, no son más que una coincidencia geográfica de centros docentes impermeables entre sí.
Con la “Flexibilización”, se obtendrían, también, dos grandes ventajas: la primera desde el punto de vista de la gestión de los planes de estudios, éstos se podrían mantener siempre actualizados sólo con la adición o supresión de asignaturas optativas, tarea mucho más simple que obtener las aprobaciones pertinentes (AQU, ANECA) de una nueva titulación, y la segunda, desde el punto de vista docente, el estudiante aprendería de manera práctica la responsabilidad que representa la toma de decisiones, al decidir, por sí mismo el enfoque de su futuro profesional, compartiendo con su mentor y centro docente, el riesgo de su formación.
De acuerdo con lo anterior, ¿Cómo deberíamos afrontar la formación en ingeniería de telecomunicación teniendo en cuenta las tendencias de futuro inmediato que aventura el artículo de McKinsey & Co.?
¿Seguimos fomentando la inflación de títulos, o flexibilizamos los planes de estudio de las titulaciones reguladas?
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