Hazañas KioskEscrito por Gaspar Lopez el 18/12/2012 a las 11:46:324692
(Director de Infoco) Para alguien quien, como yo, lleva en este mundo de los kiosks desde los Juegos Olímpicos de Barcelona, en los que la siempre precursora Rank Xerox puso casi 1.000 terminales por toda la ciudad para poder consultar los resultados de las competiciones en tiempo real, habrá visto muchas idas y venidas. Se trata de un sector tan ligado a la tecnología como a la imagen pública, cuyos miembros devoramos cine y literatura fantástica buscando pistas de la next big thing hasta llegar a dar con la máquina perfecta, aquella capaz de atenderte mejor que cualquier persona. En las grandes ferias anuales de Amsterdam, Las Vegas y New York, sin olvidar la más entrañable de Madrid, coincidimos miles de fanáticos, provenientes tanto de grandes corporaciones, tipo NCR y Wincor Nixdorf, como de multitud de empresas de mediano y pequeño pelaje; todos en pos del santo grial del autoservicio. De aquellas prehistóricas maquinas de cartón piedra con monitores de tubo, hemos pasado a estilizadas terminales con pantallas táctiles de gran formato, donde la periferia se digitaliza. En lugar de impresoras, por ejemplo, ahora remitimos los contenidos de la interacción al email del usuario o directamente a su teléfono móvil. Justamente, los móviles con grandes pantallas han supuesto el último desafío para los kiosks, quienes están ahora en proceso de fagocitarlos. Para nosotros los smartphones y las tablets son kiosks de bolsillo, y todas las reglas aprendidas en estos duros años se les aplican automáticamente. Estamos en plena fase de transición, donde estos aparatos deben aprender a vivir en armonía, hasta que los humanos dispongamos de algo tan ubicuo y conveniente que ya no nos haga falta otra cosa. ¿Las gafas interactivas, quizás? ¿Un chip insertado en el lóbulo occipital? La fagocitación a la que antes hacía referencia se hace evidente en la actual tendencia de convertir las tablets en kiosks. Hay diversas soluciones para carrozar debidamente estos aparatos, y diseminarlos por estanterías y mostradores. El público puede entonces efectuar rápidas consultas sobre el producto que tenga delante, en un formato que consideran atractivo, cool dicen algunos, y que resulta barato en comparación a un kiosk del mismo tamaño de pantalla, aunque, desde luego, menos robusto. Más interesantes, a mi criterio, son las posibilidades de combinar ambos tipos de dispositivos de la forma más conveniente. Ya sea atrayendo el usuario móvil al kiosk mediante un reclamo Bluetooth, como remitiendo a su dispositivo portátil los contenidos que éste haya podido obtener tras la consulta kiosk. Las recientes tecnologías de posicionamiento en espacios interiores pueden proporcionar al kiosk interesante información sobre las preferencias del sujeto que tienen delante, a fin de ofrecerle contenidos particularizados en pantalla. Algo así ya sucedió hace años cuando se desplegaron las Digital Signage, ocurriendo entonces que los monitores de los kiosks empezaran a crecer de tamaño, adoptando muchos de ellos la posición vertical, precursora de los actuales dispositivos móviles. Conseguimos entonces hibridarlos, de forma que cuando los kiosks no estuviesen siendo consultados ofreciesen espectaculares contenidos multimedia, y dividir la gran pantalla en frames cuando alguien la tocase. No fuese a darle un mareo al usuario, como cuando te sientan en la primera fila de un cine. Si queréis saber lo último que me ha chiflado se trata del kiosk robot, capaz de pasearse por cualquier recinto con sistemas de visión artificial y algo parecido a esas aspiradoras automáticas a los pies, a fin de ofrecer su pantalla táctil a los visitantes. Encontraréis esto y mucho más en nuestra página en Facebook (www.facebook.com/Infoco). Si a estas alturas aún te estás preguntando si alguien puede realmente dedicar su vida profesional al kiosk, mi respuesta es claramente que sí. Es una actividad que requiere imaginación y capacidad de adaptación, que conjuga técnica con estilo, y que no es un coto cerrado, pero sí requiere compartir la pasión por el autoservicio y la ciencia ficción. ¡Aquí siempre cabe uno más!
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