La evolución, década a década, de la 2G a la 6GEscrito por Jose Manuel Huidobro el 25/02/2021 a las 22:55:093548
(Ingeniero de Telecomunicación y Doctor en Derecho) Si bien es cierto que la tecnología móvil está con nosotros desde la década de los setenta del siglo pasado, ha sufrido cambios fundamentales que hacen que la que hoy conocemos tenga poco que ver con la original. Así en los 40 años que lleva ha sufrido una importante evolución, eso sí, afortunadamente transparente para los usuarios, que lo único que hacen es cambiar de terminal.
Cuando vemos la evolución de la red de comunicación móvil, la “G” de generación móvil nos indica que ha habido un cambio en la naturaleza del sistema, la velocidad, la tecnología y la frecuencia. Cada generación tiene algunos estándares, capacidades técnicas y nuevas características que la diferencian de la anterior, y con mayores prestaciones.
La evolución de las distintas tecnologías que soportan la telefonía móvil es impresionante, a un ritmo tan acelerado que no da tiempo a desplegar una cuando ya lo está haciendo otra, que ha de convivir con las anteriores –aproximadamente cada diez años se viene produciendo un cambio de generación–, lo que complica la gestión de operadores y usuarios, puesto que, mientras los primeros necesitan gestionar múltiples redes y pretenden amortizar las inversiones realizadas en una tecnología antes de desplegar plenamente otra, los segundos disponen de una oferta tan amplia en el mercado que les es difícil optar/decidir por una o por otra, y las más de las veces ni siquiera tienen criterio propio para poder elegir.
A pesar de esto, la tecnología sigue su ritmo, es imparable, y se despliegan comercialmente algunos sistemas de 5G (NR), que conviven con los de 2G (GSM) aparecidos en los noventa, 3G (UMTS y CDMA) y 4G (LTE), realidad impulsada por los intereses de los fabricantes, que lo ven como una nueva manera de aumentar sus ventas y, consecuentemente, sus ingresos. Pero para que sea posible, los operadores han de disponer de las licencias correspondientes y es por ello que en distintos países sus respectivos gobiernos hayan licitado, o estén a punto de hacerlo, los procesos para conceder las licencias, bien mediante concurso o subasta, aprovechándose, al menos en Europa, para resolver la cuestión del “refarming” y el “dividendo digital”, tanto del primero como del segundo, además de obtener los gobiernos pingües beneficios por la concesión de bandas de espectro.
La 5G podría verse como una revolución al comparar los requisitos de latencia, rendimiento y capacidad con el rendimiento de la 4G actual, y no digamos con respecto a la 3G y, aunque algunas de las funciones utilizadas en 5G son la culminación de mejoras continuas en las redes 4G, se introducirán muchas nuevas tecnologías disruptivas. La combinación con la Edge Computing aporta, asimismo, una clara agilización de los tiempos de respuesta, lo cual reviste gran importancia, especialmente para aquellas aplicaciones en las que el tiempo es un factor crítico como es el caso de los sistemas de transporte autopropulsados y, en el futuro, por ejemplo, para el control de máquinas.
Aunque la 5G se encuentra en sus primeras fases de despliegue, ya en el horizonte del 2030 se vislumbra la 6G, que multiplicará las prestaciones del actual 5G, ofrecerá velocidades de pico de 1 Tbit/s (el 5G se queda en 20 Gbit/s) y latencias de 10 microsegundos. Permitirá el “Internet de los sentidos”, hologramas móviles de alta fidelidad que se podrán tocar, etc.
Todo esto se explica y detalla muy claramente en el reciente libro: “Telefonía Móvil Digital. La evolución de la 2G a la 5G”, publicado por RC Libros https://rclibros.es/producto/telefonia-movil-digital-la-evolucion-de-la-2g-a-la-5g/
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