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La Inteligencia artificial y la Ciberseguridad entran en nuestros Consejos

Escrito por Carles Grau el 22/10/2024 a las 19:21:29
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(CEO Grau innovation Consulting)

La digitalización está cobrando cada vez más relevancia en los órganos de gobierno de las compañías, tanto a nivel ejecutivo, en los comités de dirección, como en los consejos asesores y los consejos de administración, máximos órganos para la gobernanza de nuestras empresas.

 

Más del 40% de las transacciones en nuestro país ya se gestionan a través de canales digitales y en el contexto de esta revolución digital, en 2024 ha surgido un enorme interés y atracción de recursos hacia los temas relacionados con la inteligencia artificial y la ciberseguridad.

 

Sin duda, el acceso generalizado de los usuarios a las herramientas avanzadas de inteligencia artificial, como ChatGPT, ha generado grandes expectativas en todos los niveles, facilitando la automatización de procesos repetitivos y mejorando la productividad en diversos casos de uso.

 

Para este 2024, y para los próximos dos años, IDC ya pronosticaba crecimientos en España de más del 30% anuales en las inversiones de las empresas en inteligencia artificial. Hoy podemos afirmar que esas previsiones se están cumpliendo en muchos casos.

 

En este contexto, la calidad y la gobernanza de los datos se consolidan como pilares fundamentales para que los esfuerzos realizados en inteligencia artificial sean verdaderamente efectivos. De este modo, estamos logrando evitar las "alucinaciones" observadas en los primeros meses, debidas a la falta de fuentes de datos de calidad y a la formulación inadecuada de preguntas a los sistemas. Además, las iteraciones sucesivas han sido clave para lograr una mayor precisión en las respuestas.

 

Durante este año, ha sido necesaria la revisión y mejora de nuestras políticas de gobernanza y calidad del dato, al ser conscientes de que afrontamos una nueva etapa de gestión de nuestras empresas con un modelo de liderazgo cada vez más “data driven”. Queda claro que, sin un trabajo sólido en la "fontanería" de los datos, el despliegue de agentes, copilotos y herramientas de apoyo a la toma de decisiones o a la automatización pierde efectividad.

 

También podemos constatar que este período ha sido clave para favorecer casos de uso y estrategias de despliegue de IA generativa en nuestras organizaciones, actuando como un acelerador de la productividad. Esto ha obligado a los comités de dirección y consejos asesores a priorizar los despliegues según el retorno y el impacto en diferentes áreas clave.

 

En atención al cliente, se ha logrado automatizar preguntas y respuestas repetitivas. En comercio electrónico, la IA ha optimizado la relación digital con los clientes. En el ámbito de la colaboración, la tecnología ha facilitado la elaboración de resúmenes, la preparación de reuniones, la redacción precisa de actas y propuestas de correos electrónicos para el seguimiento de acciones. Esto ha generado ahorros de más de 4 horas a la semana y mejoras de productividad superiores al 25% en algunas funciones en muchas organizaciones.

 

En gestión documental, la IA ha permitido crear propuestas de documentos a partir de varios ficheros base, siguiendo una lógica de negocio, y eliminando la necesidad de realizar manualmente las típicas tareas de “cortar y pegar”. Finalmente, en gestión del conocimiento, ha facilitado la formación contribuyendo al proceso de incorporación de nuevos empleados.

 

La revolución que todos estos cambios conlleva está siendo profunda y es responsabilidad de los órganos de gobierno de las empresas (consejos y comités) la priorización de los despliegues y casos de uso en función de su retorno de inversión e impacto. De todos ellos depende asegurar un adecuado acompañamiento, formación y gestión del cambio, pues la tecnología no deja de ser un acelerador, pero estas nuevas formas de trabajo requieren de acompañamiento y ayuda para que todos obtengamos su máximo potencial.

 

Más allá de la inteligencia artificial, 2024 ha sido un año en el que hemos tomado plena conciencia de la vulnerabilidad de nuestras fábricas y organizaciones, donde todos nuestros sensores, robots y sistemas están cada vez más conectados a Internet mediante protocolos IP, con los importantes desafíos de seguridad que esto conlleva.

 

Ante estos retos, es crucial seguir invirtiendo en ciberseguridad, especialmente en un momento en el que el uso masivo de la inteligencia artificial en ciberataques está abriendo nuevas brechas que deberemos abordar del modo más efectivo. Las organizaciones necesitan atraer los recursos adecuados para protegerse con robustos planes de ciberseguridad, no solo en las grandes empresas, sino también en las pymes, que son especialmente vulnerables y representan una parte significativa de nuestra economía.

 

Los consejeros de empresas afrontamos nuevas responsabilidades ante estos dos desafíos que nos exigen un enfoque riguroso en la priorización de los despliegues de IA en nuestras organizaciones, considerando su impacto y retorno de inversión (ROI), así como en la revisión y mejora constante de los planes de ciberseguridad, con el fin de proteger nuestras empresas frente a las crecientes amenazas.

 

De forma ineludible, nos toca adoptar el firme compromiso de formarnos y actualizarnos continuamente para que estos temas tan críticos se aborden de forma adecuada en los órganos de gobierno de nuestras compañías.