Prototipando el Gobierno cognitivoEscrito por David Puentes i Jurado el 20/02/2018 a las 20:31:263445
(Director de Desenvolupament Corporatiu, Relacions Institucionals i Comunicació. Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació ) Las administraciones públicas a lo largo de los años, con la adopción primero de las tecnologías de la información y más recientemente de las actuales ‘transformaciones digitales’ se han convertido –ya lo eran- en auténticas fábricas de datos.
Los ciudadanos en sus interacciones diarias con los sistemas de información de la administración por un lado, la gestión interna de la propia administración por otro y considerando la creciente implantación de dispositivos suministradores de información como tercer elemento a considerar plantean, todos ellos, la necesidad de dar un paso más sobre la modernización de las administraciones públicas: una administración cognitiva como punto final de una focalización total al ciudadano persiguiendo además importantes avances en la optimización y gestión interna de los recursos de la propia administración.
La administración pública como organización, funcionamiento interno y marco legal es un ente de procedimientos y de movilidad compleja, donde los cambios son difíciles de gestionar e implementar básicamente por tres temas: temporalidad, tradición y marco legal. Por otro lado es necesario destacar que las administraciones públicas son la herramienta de la que disponen los gobernantes para aplicar su plan de gobierno a través de sus políticas sectoriales. En este punto y dentro de este marco estas políticas se transforman en servicios y procedimientos donde rapidez en el diseño, puesta en marcha del servicio, gestión de esas políticas y los resultados de las mismas pasan por sus mecanismos internos; todo ello con unos costes que deben ser auditables y transparentes.
La complejidad en la implantación de un gobierno cognitivo no es la tecnología, este reto va un paso más de lo que hoy se conoce como transformación digital. Aspiramos a una administración pública focalizada en el ciudadano, con conocimiento sobre él y que se adapte a su situación, derechos, necesidades, marco legal actual y que interactué de manera eficaz, eficiente, con el mínimo coste posible con éste y que esa gestión se trazable, ética, auditable, que se pueda medir y que evolucione en tiempo real con él.
Las herramientas cognitivas actuales, existentes y probadas garantizan esta posibilidad y ésta –tal y como apuntábamos anteriormente- resulta ser la parte menos problemática de lo que denominamos gobierno cognitivo, la verdadera dificultad está en la decisión y apuesta del sector público por este futuro que ya es presente y que nos empuja a una gestión personalizada, eficaz, disponible siempre y que garantice parámetros de evaluación, retorno y de toma de decisión con criterio.
Un cambio de esta magnitud implica el diseño de nuevos procedimientos a través de una visión digital, sustituyendo a los antiguos procesos de manera progresiva, segura y con una fuerte presencia de herramientas para la gestión del cambio, aspectos como comunicación y márqueting van implícitos en un proyecto donde la tecnología será una de las partes menos problemáticas por la madurez de la misma. En este aspecto el uso del prototipaje como metodología de implementación de este nuevo escenario resulta a mí entender la única que nos puede garantizar éxito en este cambio necesario de las estructuras públicas de nuestro país.
Nuevas y cambiantes necesidades, soluciones en constante adaptabilidad y necesidad de decidir con múltiples variables forman parte del día a día de los actuales gestores públicos a los que los ciudadanos demandan respuestas, soporte y soluciones personalizadas. La era cognitiva tiene un campo ingente en este universo multidisciplinar para permitir gobernar inteligentemente, con criterio y apostar por una administración sensible, ágil, transparente y de costes optimizados. Seamos ejemplares.
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