Y entonces comenzó la guerra híbridaEscrito por Enrique Domínguez el 22/03/2022 a las 16:05:502267
(Director de Estrategia de Entelgy Innotec Security) El pasado año 2021, con todo lo que nos trajo, volvió a dejar patente que los ciberataques son, sin duda alguna, una de las principales amenazas a las que nos enfrentamos la sociedad de hoy en día y una de las armas más efectivas para desestabilizar un país. Y 2022, con sus apenas dos meses y medio de transcurso, no está haciendo más que darnos la razón de la peor forma posible.
Desde Entelgy Innotec Security, división de ciberseguridad de Entelgy, somos a diario testigos de las importantes consecuencias que esta amenaza tiene para todo tipo de organizaciones, desde el secuestro y filtración de información confidencial, interrupción de su actividad, pérdidas económicas, daños a su imagen de marca… Todas ellas resultado del amplio abanico de técnicas empleadas por los ciberatacantes, en muchas ocasiones respaldados por gobiernos que tratan de alterar otros países.
Y las campañas de ransomware, las filtraciones de datos, el ciberespionaje, el phishing y el malware continúan estando entre las más actuales y dañinas, tal y como ya predijimos a finales del pasado año. Además, pudimos comprobar cómo otras no dejan de evolucionar y crecer con frecuencia, tales como troyanos bancarios, ataques de denegación de servicio (el ataque DDoS lanzado el pasado verano por la botnet Mirai se ha llegado a calificar como el mayor de la historia), ataques a infraestructuras VoIP y a la cadena de suministro, etc. Todos ellas estuvieron muy presentes durante 2021.
Si bien ya veíamos venir que estas ciberamenazas iban a seguir creciendo a lo largo de 2022, lo que no podíamos imaginar era que serían empleadas en una guerra y que, desde hace unas semanas, jugarían un papel crucial en el terrible acontecimiento del momento: la invasión de Rusia a Ucrania.
Los ciberataques, una de las principales armas en la guerra Rusia-Ucrania
Desde el primer día de la invasión por parte de Rusia a Ucrania ha habido un término que ha estado copando la atención de todos los medios de comunicación para describir esta situación: guerra híbrida. Este concepto recoge el uso de tácticas y medios que, no siendo militares, tienen por objetivo minar las capacidades de defensa de un país con el cual se tiene un conflicto. Acciones de desinformación o el lanzamiento de ciberataques son los ejemplos más claros de este tipo de guerra.
Y desde febrero estamos siendo testigos de cómo las fake news y los ciberataques se han multiplicado de forma paralela a este acontecimiento. El objetivo principal de estas ofensivas es, precisamente, desestabilizar a Ucrania y sus instituciones y empresas, claves para el buen funcionamiento del país.
Por el momento, tal y como ya se ha alertado, varios sitios web de los departamentos gubernamentales y bancarios de Ucrania se han visto afectados por este motivo, especialmente debido a ataques DDoS y de phishing, entre otros su Ministerio de Asuntos Exteriores y Ministerio del Interior.
Además, no han estado exentos, ni lo están por el momento, aquellos países que le están mostrando su apoyo a Ucrania, como es el caso de España. Y es que en estas últimas semanas estamos viendo cómo también están en medio de esta guerra cibernética, en la cual se está poniendo el foco en tres grandes grupos: los organismos públicos que representan a los gobiernos que se han posicionado; las infraestructuras críticas, esenciales para el buen funcionamiento de nuestra sociedad; así como aquellas empresas que han mostrado su rechazo al conflicto.
Esta situación constata que en la sociedad digital en que vivimos, el ciberespacio ha ganado mucho terreno como campo de batalla, siendo uno de los principales escenarios en los que se llevan a cabo acciones con un enorme potencial disruptivo y desestabilizador para cualquier país moderno.
Por este motivo, hoy más que nunca hemos de ser conscientes de que la ciberseguridad puede mitigar las consecuencias catastróficas de tales campañas. Es cierto que ninguna organización está exenta de sufrir un ataque a sus sistemas, pero con las medidas adecuadas, el resultado que este pueda llegar a tener cambia drásticamente. Y es ahí donde, especialmente en un momento tan delicado como el actual, evitar males mayores es una prioridad. |