Los jóvenes y adolescentes que pertenecen al colectivo LGBT han encontrado en Internet un espacio donde poder expresarse y relacionarse con otras personas con la misma orientación sexual e identificación de género. Las plataformas digitales en numerosos casos han supuesto un apoyo y punto de contacto con asociaciones en las que pedir ayuda y crear vínculos. Sin embargo, este colectivo está más expuesto a ser agredido de manera sexual, además el 40% sufren ciberacoso por su orientación sexual. Lo que significa que 1 de cada 4 adolescentes del colectivo LGTB fue víctima en la red por razones de género.
“Diversos estudios demuestran que este tipo de acoso en la red que, además, normalmente se produce de manera anónima y con más frecuencias a colectivos y minorías, producen graves consecuencias en la autoestima y la salud mental de los más jóvenes”, asegura Hervé Lambert Global Consumer Operations Manager de Panda Security. No obstante, muchas veces este tipo de ciberacoso se produce de forma totalmente identificada, cuando los adolescentes utilizan sus propios canales de WhatsApp o Instagram para insultar y vejar a compañeros de clase. “Es imprescindible seguir formando desde la infancia sobre los graves delitos que se pueden cometer, ya sea de forma anónima o identificada, no solo por las secuelas que se puede dejar en las víctimas, también por las represalias legales que recibirán los acosadores”, añade Hervé Lambert.
Tipos más frecuentes de ciberamenazas hacia el colectivo LGTB
- Sextorsión: como hemos visto en diferentes artículos, las redes sociales han contribuido considerablemente a la sociabilización entre la sociedad, pero también a convertirse en el refugio de muchos ciberdelincuentes. A través de apps para ligar y redes sociales se suelen articular casos de ciberacoso donde se exige a la víctima la entrega de una cantidad monetaria o favores, a cambio de que no expongan contenido íntimo al público.
- Ciberbullying LGTBfóbico: la amenaza más frecuente y especialmente dañina para los más jóvenes. Las redes sociales están repletas de menores, donde se enfrentan a situaciones que no pueden encarar. “El bullying que afecta en los recreos pasa a una dimensión factorial cuando se lleva a cabo a través de Internet, pudiendo llegar a convertirse en un auténtico calvario para la víctima. En este sentido y más tratándose de menores, hay muchas lagunas legales sobre cómo regular el uso y entrada de los más jóvenes al mundo digital. La mejor opción es optar por una buena educación y concienciación de lo que pasa en la red”, comenta Lambert.
Uno de los aspectos más difíciles para combatir el ciberbullying es que las víctimas apenas lo denuncian o no encuentran el mecanismo para hacerlo, “no hay ninguna ley que los proteja y en una red social, como Twitter, es muy difícil que se atiendan tantas peticiones y se bloqueen tantos perfiles denunciados. Una vez el daño está hecho, no debería bastar solo con bloquear el acceso en esa red, porque el cibercriminal encontrará otra plataforma en la que hacerlo. La labor trasciende más a la concienciación, no solo en Internet, sino en la calle. Al fin y al cabo, Internet no deja de ser un reflejo de esta sociedad”, finaliza Lambert. Un informe de UNICEF señalaba que el 43% de los jóvenes LGTB habían tenido ideas suicidas.
- Suplantación de la identidad digital o fraping: ocurre cuando se crea un perfil falso con la identidad de una persona LGTB para hacerse con su cuenta de una red social y colgar contenido que la humille públicamente o publique información personal, fotografías comprometidas o exponga su orientación sexual sin su consentimiento. La revelación de la orientación sexual sin el conocimiento de la persona es un delito calificado como outing, y en algunos casos puede ser considerado un delito de odio cuya ideación tenga sus raíces en un carácter lesivo hacia la víctima.
- Wokefishing: es una técnica utilizada por cibercriminales que se hacen pasar en redes sociales por perfiles progresistas, de apoyo al colectivo LGTB o al movimiento feminista, para luego perpetrar su delito de odio, abusos o robos. En algunos casos, se ha llegado a atacar físicamente a la víctima y grabar lo acontecido para luego difundirlo en la red, lo que se conoce como happy slapping.
- Acoso laboral o mobbing: no sólo se produce en los espacios físicos de trabajo, sino también en los virtuales. Puede producirse una acción de hostigamiento continuado a la víctima a través de grupos de WhatsApp entre compañeros de trabajo.
¿Qué hacer ante una situación de ciberacoso a la comunidad LGTB?
- Existen diversas asociaciones de colectivo LGTB como el COGAM que pueden asesorarte sobre cómo llevar a cabo la denuncia, así como también aportan apoyo psicológico y de acompañamiento.
- Recopilar el máximo de pruebas que se tenga al alcance y acudir ante las autoridades para interponer una denuncia.
- Intentar denunciar también este ciberacoso en las propias redes sociales o plataformas digitales para que bloqueen al acosador.
- En la medida de lo posible desconfiar de todo perfil que no se pueda verificar a través de buscadores de Internet o que haga promesas que suenen imposibles y no ceder nunca ante ningún tipo de extorsión o manipulación.
- Proteger la intimidad y esfera privada lo máximo posible, cuanto más sepan de tu identidad digital, mayor información tendrán para poder amenazar y cometer un delito.
- Cambia frecuentemente tus contraseñas de redes sociales para evitar el robo de tus perfiles digitales.