La conexión directa entre el cerebro humano y las computadoras puede estar más cerca de lo que nos imaginamos, aunque siempre será más lejos de lo que muchos libros y películas de ciencia ficción han tendido a hacernos creer.
Si durante las últimas semanas hemos podido leer en la prensa escrita y ver en los medios audiovisuales, noticias referentes a Neuralink, la compañía propiedad de Elon Musk (fundador de Tesla y SpaceX), la presente noticia, que viene de otras fuentes, es igual de promisoria, sólo que ha pasado más inadvertida.
Un proyecto conjunto desarrollado entre la universidad británica de Sheffield, la rusa de San Petersburgo, y la germana Universidad Técnica de Dresde ha permitido desarrollar un prototipo de implante neuronal que permite la conexión directa entre cerebro humano y ordenador, y que puede ser impreso en 3D.
El objetivo de dicho dispositivo es servir como herramienta de tratamientos médicos al sistema nervioso mediante la estimulación de la médula espinal.
Las primeras pruebas fueron realizadas con animales, y ahora los científicos que han desarrollado este dispositivo, están trabajando para poder trabajar con personas que sufran de parálisis.
De esta forma, en un futuro, se podrían desarrollar nuevos tratamientos para enfermedades y accidentes que afectan al sistema nervioso, basándose en una fusión de biología y electrónica.
Para ello, podrían utilizarse sensores en forma de implantes, que puedan suministrar impulsos eléctricos directamente hacia el cerebro y el sistema nervioso. El uso de impresión 3D para la construcción de estos dispositivos no solamente permite reducir su coste, sino también adaptarlos a la persona que los va a utilizar, a resolver un problema específico, o bien a las áreas del sistema nervioso con las que deban interactuar. En otras palabras, será posible personalizarlos según las necesidades de cada paciente.
El siguiente paso es, según indican desde el equipo de investigadores, demostrar que estos dispositivos son robustos cuando se implantan por un largo periodo de tiempo. Y, para màs adelante, quedarán los ensayos clínicos para abrir las posibilidades de la medicina personalizada a los neurocirujanos.