Pese a las trabas impuestas por la administración Trump, y según lo ve Bloomberg, China ha ganado a los Estados Unidos (y, por añadidura, a la Unión Europea) la carrera por la 5G. Incluso una empresa tan maltratada como Huawei está ganando contratos a base de ofrecer infraestructura 5G más competente a un precio inferior, según apunta el rotativo económico.
Es por ello que los estadounidenses ya están trabajando en la 6G, la próxima generación que sucederá a la actual 5G.
Su lanzamiento comercial se espera para de aquí a una década, al menos, pero ya hay algunas especificaciones sobre la mesa, como una velocidad de 95 Gbps, lo que viene a ser casi cien veces más que el actual 1 Gbps que nos proporciona la 5G.
También deberá disminuir la latencia, siguiendo con una progresión que ha hecho que, gracias a ello, la actual 5G facilite la capacidad de realizar operaciones remotas a tiempo real.
Si sumamos ambos factores, una mayor velocidad de carga y descarga de datos, y una menor latencia, tenemos que podremos llevar un paso más allá lo que la 5G ya nos permite hoy en día, y contar, por ejemplo, con aplicaciones de telepresencia mucho más sofisticadas que nos permitan estar presentes al otro lado del mundo en forma de holograma, o bien que podamos sumergirnos en un entorno complejo en realidad virtual.
Una capacidad especialmente interesante de la 6G es que podrá combinar, mediante el uso de superficies reflectoras, pequeñas señales en una única señal de mayor tamaño para acelerar su transporte a través de, por ejemplo, satélites, ganando de esta forma tiempo en la transmisión.
China ya ha empezado a mover sus piezas en este tablero para conseguir la primacía en la próxima 6G: Huawei ha abierto un laboratorio de desarrollo en Canadá, mientras que ZTE se ha aliado con China Unicom Hong Kong para su estudio y desarrollo, y este pasado noviembre era lanzado un satélite de comunicaciones con el objetivo de probar bandas de frecuencias potencialmente útiles para la transmisión de información mediante 6G.
Por parte americana, las piezas que se han puesto en juego las está moviendo la ATIS (Alliance for Telecommunications Industry Solutions), que en octubre lanzaba la propuesta de una alianza de compañías estadounidenses para fijar los estándares de la futura 6G y empezar a trabajar en ella.
Dicha alianza incluye a gigantes de las telecomunicaciones y la tecnología tales como Apple, Qualcomm, AT&T, Google o Samsung, que dispondrán de espectro radioeléctrico para experimentar gracias a que la FTC ha abierto frecuencias altas.
Y mientras, ¿qué hace Europa? Pués parece que del viejo continente poco se sabe, aunque también ha movido hilos con dos viejas conocidas: Nokia y Ericsson. La primera lidera el proyecto Hexa-X 6G en el cual consta la segunda, junto a la española Telefónica, o la norteamericana Intel.
Corea del Sur y Japón son dos jugadores que van por libre con sus propias iniciativas, ya iniciadas en 2019 y 2020 respectivamente.