Un vehículo eléctrico exige un uso maximizado de la energía disponibleEscrito por Redacción TNI el 30/01/2024 a las 14:02:59279
A pesar del aumento generalizado de los precios, sigue siendo más rentable y sostenible a largo plazo desplazarse con un coche eléctrico que con uno de combustible, según una investigación reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Con una recarga privada, el coste del eléctrico alcanza los 470 euros por cada 10.000 kilómetros, frente a los 1.145 euros del coche de gasolina.
“Si queremos seguir aumentando la competitividad del vehículo de cero emisiones, debemos mejorar el modelo de carga desde dos vertientes”, comenta Henrik Bergman, director regional de Charge Amps en España. “La primera es satisfacer la demanda de puntos de carga en espacios donde los usuarios estacionan el vehículo durante dos o cuatro horas, como el parking de un centro comercial, un edificio de oficinas o un hotel. La solución idónea, cuando la parada es algo más prolongada, es desplegar puntos de recarga en corriente alterna, es decir, de carga normal y de menor tamaño e inversión. La segunda es hacer una transición del sistema de carga convencional, basado en instalaciones locales y configuraciones estáticas con cableado, hacia el sistema inteligente, que permite maximizar el uso de la energía y asegurar que reciban carga al mismo tiempo el mayor número de vehículos posible”.
“Un kilovatio hora no aprovechado es un kilovatio hora perdido”
El sistema de carga inteligente y automático distribuye la energía contratada entre todos los vehículos estacionados de manera democrática, dinámica, continua y bidimensional, por lo que permite ajustarse a las necesidades de cada vehículo y a la capacidad de suministro de energía. De esta forma, es posible aprovechar hasta el 100% de la energía disponible al balancear y redistribuir la energía entre todos los vehículos estacionados para que reciban carga el máximo número de coches conectados a la vez.
En estas instalaciones inteligentes, los cargadores son capaces de optimizar cada fase en el sistema, cambiando de monofásico a trifásico y viceversa para maximizar la gestión de la energía contratada. El sistema se encarga de elegir la fase (o las fases) desde la que alimentar los coches de forma automática, optimizando continuamente el consumo a la potencia disponible en la instalación.
En cambio, un sistema de carga convencional puede llegar a desaprovechar hasta el 50% de la energía disponible, ya que su principal manera de trabajar se limita a adaptar la distribución de la energía subiendo y bajando la potencia eléctrica en fases estáticamente definidas, en vez de redistribuir la carga entre las fases de forma dinámica. En el peor de los casos, incluso puede obligar a un gestor de un aparcamiento a contratar más potencia o instalar más cargadores para satisfacer la demanda, lo que supone un gasto adicional o problemas de abastecimiento al ser la electricidad un recurso limitado.
“Un kilovatio hora no aprovechado es un kilovatio hora perdido, sobre todo si hablamos de autoconsumo, pues la potencia no utilizada por tener un sistema menos eficiente vuelve a la eléctrica cuando se podría haber invertido en cargar vehículos de cero emisiones. Por eso, es fundamental contar con un modelo de distribución de la energía eficaz que optimice la potencia contratada y ahorre costes”, resume Henrik Bergman desde Charge Amps. “Evitar el desaprovechamiento eléctrico debe ser una prioridad para los responsables de los aparcamientos de cara a garantizar un servicio adecuado a la población, el cual mejore la competitividad del vehículo eléctrico y facilite que los usuarios tengan su coche siempre listo”. |