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Nigeria: Educación y Tecnología

Escrito por Slivia Leal el 08/10/2019 a las 13:57:36
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(experta en e-Liderazgo y transformacion digital)

Nigeria es el país más poblado de África, un lugar en el que la esperanza de vida no llega a los 53 años y en el que 400.000 niños están en peligro de sufrir malnutrición aguda grave. Por si fuera poco, la violencia de Boko Haram ha generado una grave crisis humanitaria que ha provocado el desplazamiento de más de 1,4 millones de niños, tratándose del colectivo que más está sufriendo las consecuencias del conflicto.

 

Por ello, aunque en 1979 se estableció la obligación de la enseñanza primaria durante seis años, la cruda realidad es que hay diez millones y medio de niños y niñas que no van al colegio. Lógico, porque cuando está en peligro tu vida, la educación pasa a una segunda posición.

 

Muchos lo dejan por las continuas agresiones a la población civil, puesto que, en palabras de UNICEF, “Las escuelas han sido objetivo de los ataques, y los niños tienen miedo de volver a las aulas. Sin embargo, cuanto más tiempo pasan fuera de la escuela, mayor es el riesgo de que sufran abusos, secuestros o reclutamiento por parte de grupos armados”.

 

Por otro lado, el sistema educativo está siendo muy criticado socialmente, lo que a llevado a que en sus propios medios de comunicación se hable incluso de la generación “zombie”, compuesta por estudiantes que van a clase a aprenderse de memoria lo que dice un profesor, unos conocimientos muchas veces obsoletos sobre los que, desde luego, no tienen ningún derecho a opinar.

 

¿Y ahora qué futuro les espera? La ONG Plan International advierte de que “sin acceso a la educación, los niños y niñas están en mayor peligro de ser reclutados por las organizaciones extremistas y las bandas criminales”. Es decir, estamos frente a la posible generación de una nueva espiral de violencia.

 

Por esa razón, es necesaria la puesta en marcha de mecanismos que permitan minimizar la crudeza de algo así, abriendo el acceso a otras vías que impulsen la educación de todos estos niños. Algo que, afortunadamente, hoy es posible gracias a la tecnología y, en particular, a la expansión que están teniendo los dispositivos móviles en África.

 

Allí el 18% de la población tiene un smartphone, lo que supone un total de 36 millones de unidades, esperándose un aumento de 28 millones de usuarios nuevos entre el año 2019 y el 2025.  Muchas de las personas que viven allí no tienen ni red eléctrica ni acceso a agua, pero sí un teléfono móvil dado que éste se ha convertido en un eje central de su desarrollo económico y social, tratándose, entre otros, de la forma de pago más común. Por todo ello, ahora la cuestión es cómo apalancar también el desarrollo de la educación en todas estas tecnologías.

 

Cada día es mayor el uso de aplicaciones que utilizan la inteligencia artificial para personalizar el aprendizaje, y que tienen en cuenta al alumno, su grado de avance e incluso sus emociones en cada momento, lo que consigue reducir los tiempos de estudio. A modo de ejemplo, mencionaré los resultados de un programa de matemáticas desarrollado en Reino Unido que ha conseguido reducir el tiempo de aprendizaje de un contenido de 7 meses a 14 semanas.

 

Por otro lado, la revista científica Cell (especializada en biología molecular) demostró en 2013 que los videojuegos de acción pueden ayudar a niños disléxicos de edades comprendidas entre los 7 y los 13 años a aprender a leer más rápido, sin perder precisión.

 

Todas ellas son aplicaciones que aumentan enormemente la productividad de un profesor, lo que les permite dedicar a cada niño el tiempo que este necesita, sin tener que quitárselo a los compañeros. ¿Y cuál podría ser el impacto de una educación así en Nigeria? No tengo ninguna duda de que un éxito.

 

Sin embargo, para que se haga realidad no son suficientes los dispositivos móviles, sino que hace falta además la infraestructura que permita su conexión y, por supuesto, sacarle todo el partido. Por eso, el desarrollo de proyectos como “Rural Star”, hace que me sienta optimista.

 

Allí la conectividad de las zonas rurales es todo un reto, puesto que la infraestructura es costosa, la energía inestable y la implementación de la red requiere de mucho tiempo y dinero. Es por ello que Huawei ha desarrollado una tecnología inalámbrica llagada Rural Star que, con el tamaño de una mochila, permitirá llevar estos servicios a las regiones desconectadas. Una iniciativa que abre las puertas de la educación a unos niños que así tendrán la oportunidad de contribuir a asegurar un futuro mucho mejor para los habitantes de su país y, sobre todo, para los que aún estar por venir…